Afuera llueve. Es fuerte. Los árboles se caen, se parten. Las casas no tienen electricidad. La gente está callada, adentro. Pero en medio del ruido ensordecedor de los vientos se escucha: “Por aquí C O 7 Romeo Alfa Charly (RAC). ¿Cómo está la cosa en la cayería norte?”
De un lado a otro de la línea se oyen datos sobre la lluvia, de cuán duro se pone el mar cuando hay ciclón, se oyen palabras de aliento. Son dos radioaficionados que contribuyen a las comunicaciones entre los puestos de mando que se establecen en situaciones complejas.
Romeo Alfa Charly realmente se llama Ramón Almanza Carmenates, tiene 37 años y desde hace 15 se mueve con su equipo de radioaficionado a donde haga falta. El paso de Irma lo vivió en Esmeralda, uno de los municipios más afectados en Camagüey.
“A mi mamá no le agrada mucho que esté tan cerca del peligro, pero es lo que me gusta y con ello auxilio a otras personas”, asegura Mongo, como le dicen sus amigos.
“Yo me gradué de técnico de nivel medio en Electrónica, pero un profesor de la Universidad de Camagüey me mostró este mundo y me enamoré. Con esto ayudamos a las comunicaciones siempre que en caso de temporales se pierdan las establecidas, para las que usamos la banda de dos metros con frecuencias fijas por repetidores y simples que se ubican en diferentes puntos”.
Llegó a tierras esmeraldenses desde que se decretó la Fase de Alarma y hasta que no vuelva todo a la normalidad dice que no se va.
“Es verdad que muchos de estos equipos son criollos, pero la modernidad trae más tecnología y eso necesita cosas más complejas. Esto es sencillo y te permite hablar y hacer amistades con todo el mundo.
“Eso es lo que más me gusta, porque hablo con bastantes personas, brindo información sobre lo que pasa aquí y, en cierta forma, intentamos salvaguardar sus vidas durante el huracán; somos algo así como esenciales”.
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