“Ahora hay que enredarse a trabajar de verdad, sin miedo. Algunos se asustan y quieren eliminar las plantaciones dañadas para volver a sembrar, pero ya estoy acostumbrado a los ciclones, y esos hijitos que quedan en el platanal, bien cuidados, dan sus frutos dentro de nueve o diez meses como si no hubiera pasado nada”.
Con ese optimismo, “cabalgando” sobre su tractor que daba saltos entre los desniveles del terreno y el agua que aún quedaba sobre el camino, Ramón Martínez, propietario de la finca El Gavino, de la cooperativa de créditos y servicios Mártires de Barbados, de Quivicán, mostró los daños que Irma provocó sobre los sembradíos.
“El huracán estaba lejos, pero los vientos eran violentos, la lluvia intensa, y el plátano, que es una planta poco resistente, fue muy afectado. Tumbó un poquito de café y de guayaba, aunque habíamos cosechado antes; quedan intactos malanga, boniato y yuca que están de cosecha.
Con una intensa labor del colectivo, las afectaciones del huracán sobre los techos de las casas de cultivos donde están los semilleros para las siembras en Quivicán, están restañadas; ya los productores retoman el ritmo de extracción de posturas y los trabajadores continúan las labores habituales, con énfasis en la selección de las plántulas más vigorosas para sustituir a las que murieron por el efecto del sol y la lluvia.
Asegurar lo que está a la intemperie
Al sur de Mayabeque, donde parecía inalcanzable la furia de Irma, hay estragos sobre las plantaciones. Orlando Hernández García, de la unidad básica de producción cooperativa 13 de Marzo, de Batabanó, quedó impresionado cuando al amanecer del domingo, vio tumbado y partido todo el maíz seco que estaba de cosecha.
“En cuanto levantó un poquito el tiempo empezamos a recoger, pero el jueves cayó tremenda agua y hubo que detenerse nuevamente; así estamos, a intervalos, y secando los granos sobre mantas para tratar de recuperar todo este maíz que está incluido en la sustitución de importaciones”.
Comprometidos con las vidas de sus trabajadores, en la 13 de Marzo llevaron a lugares más seguros que sus campamentos a los albergados; no escuchamos ni una queja entre un grupo que laboraba en la cosecha de las 45 hectáreas de maíz dañado.
Y una preocupación salta detrás de cada fenómeno natural: los productores no aseguran sus plantaciones, y por consiguiente tienen que asumir de sus propias economías, dígase individual o colectiva, las pérdidas de cultivos que darían frutos en los próximos meses o de algunas estructuras. Ni Ramón, ni la UBPC 13 de Marzo habían hecho este trámite, ¿será por falta de percepción de riesgos o por complejidades a la hora de hacer esa gestión con la Empresa de Seguro de cada territorio.
Más inquieto aún está Carlos Delgado Bernal, especialista de la Empresa de Cultivos Varios Batabanó, pues no tienen máquinas para cosechar el maíz seco que derribó el huracán; las de la propia entidad están rotas, dos de ellas sin solución inmediata, y ahora realizan esa labor con una que le contrataron a un campesino. A ello adiciona la mala calidad de la semilla, que no garantiza las plantaciones, algo que ya había comentado Olga O`Relly, en los semilleros de Quivicán.
Según informaron a Trabajadores Carlos Delgado y Heredio Govín, director agrícola de la Empresa de Cultivos Varios 19 de Abril de Quivicán, la dimensión de los daños provocados por Irma sobre los dos municipios es similar, con mayores afectaciones en los cultivos de plátano, yuca, maíz, guayaba, aguacate y fruta bomba.
En Batabanó, donde ya habían recogido la mitad de las mil 100 toneladas de maíz comprometidas en el plan de sustitución de importaciones, están seguros de que ya no cumplirán, mientras las pérdidas económicas cuantificadas hasta el momento en Quivicán ascienden a 2 millones 980 mil 770 pesos.
Juan Carlos Borges, director de la Agricultura en la provincia, dijo que los daños se centran en los techos de más de 200 instalaciones avícolas, porcinas y ganaderas; y de más de 5 mil hectáreas cultivadas.
Informó que la fábrica de piensos de Jaruco reinició sus faenas, y el fin de semana se alistó el matadero de Nueva Paz para que comenzarán a llevar los animales al sacrificio, entidades paralizadas por falta de electricidad, y son vitales para el sector.
“Habrá afectaciones en la producción de huevos, de cultivos varios y frutales; los perjuicios a otras ramas se atenuaron por la aplicación de las medidas de los planes de reducción de desastres y el accionar de los trabajadores. No hubo pérdidas de pienso, ni fertilizantes, ni otros recursos en el territorio”.
Solidaridad entre hombres de campo
Irma tuvo su impacto más directo en Santa Cruz del Norte y otros municipios cercanos a la costa, pero los destrozos se observan en muchas partes de la geografía de la provincia; por lo que otro huracán tan poderoso, formado por trabajadores de todos los sectores, se afana por devolver la vitalidad a cada centro, sembrado o carretera.
La solidaridad que muestran los agropecuarios, forestales y tabacaleros en todo el país fue reconocida por Néstor Hernández Martínez, secretario general de este sindicato, quien lo constató en recorridos por varias de las provincias afectadas, donde intercambió con trabajadores que llevaban agua en pipa a los animales, los que resarcen los daños en las plantaciones y hasta con los que ayudan en la reparación de viviendas de sus compañeros.
Otra actividad que corresponde al sindicato es el reconocimiento a quienes más se destaquen en las labores de esta etapa. Fermín Valera, secretario del sindicato en Mayabeque, destacó el esfuerzo de los trabajadores de ese territorio, quienes se incorporaron al rescate de las producciones que estaban listas para el consumo, al cuidado de los recursos y ahora continúan en disímiles tareas.
La estrategia para la recuperación la ha explicado Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura, a su paso por las provincias, de acuerdo a los daños de cada rama, y se resume en la cosecha de los productos aptos para el consumo humano y animal, la revitalización de la infraestructura, la intensificación de las siembras de la campaña de frío —sobre todo de cultivos de ciclo corto—, la protección de los animales y los recursos, así como la máxima explotación de la maquinaria agrícola.
Afectaciones preliminares
El puesto de dirección del Ministerio de la Agricultura reporta afectaciones en más de 50 mil 500 hectáreas que estaban sembradas desde la provincia de Holguín hasta Artemisa, de ellas 26 mil 915 de plátano, mil 900 de arroz, 4 mil 520 de yuca, 12 mil 569 de maíz, 162 de café (se siguen cuantificando y también las de los frutales y la forestal) y 123 de cítricos, los secaderos de arroz de Chambas, en Ciego de Ávila y Sagua la Grande, en Villa Clara, así como la destrucción de 22 estructuras de casas de cultivos protegidos, y averías en otras 52.
Se dañaron 466 naves avícolas, 61 perdieron el techo (212 mil 482 metros cúbicos en total) y se reporta la muerte de 71 mil 802 aves, la mayoría ponedora, una cifra insignificante respecto a la masa que existe en el país; tuvieron afectaciones 662 instalaciones pecuarias, con 147 mil 183 metros cuadrados de techo, murieron mil 635 vacunos, la mayoría terneros y tuvieron roturas 154 molinos a viento. En la rama porcina, 370 naves quedaron al descubierto (83 mil 307 metros cuadrados), y cerca de 900 cerdos murieron.