“Ahora mismo estamos sembrando habichuela, yuca, boniato, plátano burro y seis hectáreas de pastos para alimento animal”, afirma el joven campesino Juan Carlos González Guerra, secretario general del comité de base de la UJC en la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Calixto Sarduy Arcia, ubicada a unos nueve kilómetros al norte de la ciudad de Las Tunas, de esa provincia del oriente cubano.
“Esa es nuestra respuesta al Llamamiento de Raúl porque estamos comprometidos con los damnificados por el huracán Irma en otras provincias del país y no vamos a defraudar la confianza de la Revolución, de sus dirigentes en el campesinado cubano”, reafirma Juan Carlos un rato antes de que una amplia representación de los cien asociados de esta CPA retomara el texto del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, que en una de sus partes apela a este aguerrido sector.
“Siempre hemos estado dispuestos a ayudar. Cuando el Matthew azotó a la provincia de Guantánamo hasta creamos una brigada para acudir en socorro de los damnificados, finalmente no fue, pero ahí está constituida y con la misma disposición de partir hacia donde el país lo decida.
“Eso sin dejar de hacer lo nuestro aquí, pues también tuvimos daños, y ya vamos saliendo adelante. Comenzamos a reparar las naves de las vaquerías afectadas, rescatar las plantaciones de plátano burro, de yuca y de boniato afectadas, y a poner en orden lo que Irma alteró”, comenta.
Similar espíritu anima a Elsa Pérez Olano, organizadora de la Junta Directiva, “Estamos en completa disposición de hacer lo que sea necesario, apoyar con parte de las producciones y con fuerza de trabajo la recuperación de las zonas castigadas por el huracán”, resalta.
En el mismo idioma hablan Alexis, Yordanis, Guillermo, Henry, Reynerio… Todos, sin excepción brindan su disposición a compartir con la gente de los territorios castigados las duras faenas que supone la recuperación, y, al mismo tiempo, plantan en sus tierras la simientes que pueden ayudar a mitigar las necesidades de sus compatriotas, “vamos a sembrar el doble de lo que Irma nos quitó”, y esa frase reiterada con insistencia lleva el crédito del colectivo.
Yamilia Ramírez Reyes, la económica de la CPA, habla de la buena salud financiera de la organización, del cumplimiento de todos los planes de producción, excepto la leche, el reglón principal, y culpa a la insistente sequía, “porque se buscaron varias alternativas, y ya estos aguaceros comienzan a cambiar el panorama. Hay confianza en que nos vamos a abrir caminos”, dice y brinda la posibilidad de conservar cosechas en peligro en esos lugares golpeados por Irma en la minindustria de la cooperativa, “si se garantizan los envases. Esos nos golpea.”
La presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap), Odalis Cutiño, comparte con sus representados el entusiasmo solidario, y los convoca a procurar más alimentos desde sus tierras, multiplicando esfuerzos en busca de mayores resultados que puedan entregar a la población local y de otras provincias.
También los invita a contribuir en el saneamiento ambiental de la comunidad y la ciudad, y la respuesta es la misma, “con nuestros medios y con nuestra gente pueden contar”. Y no lo dudo, ya hay experiencias de conductas similares. Así es Cuba, así somos los cubanos.
