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Mellisa Hurtado quiere ser como Driulis González

Mellisa Hurtado, la primera cubana en salir a competir en el Mundial de Judo. Foto: Del autor
Mellisa Hurtado, la primera cubana en salir a competir en el Mundial de Judo de Budapest. Foto: Del autor

Budapest.- Cuenta la más joven de las judocas cubanas en este XXXV campeonato mundial que toda la inclinación por este deporte comenzó con seis años cuando iba hacia la cola del pan en su natal municipio de San Miguel del Padrón, en tanto meses después llegaría la admiración por Driulis González, su entrenadora hoy en la primera gran competencia de su vida.

Lejos de parecer preocupada, Mellisa denota paciencia y concentración cuando apenas le separan unas horas para su debut en la Arena Deportiva Laszlo Papp, adonde llega tras más de un mes en el Centro de Entrenamiento de la Federación Internacional de Judo (IJF), en el cual logró aumentar todos los niveles de preparación física y técnica.

“Es duro, pero se puede lograr. Me he empleado al máximo en los entrenamientos y estoy preparada, concentrada y enfocada. Sé que puedo alcanzar una medalla si lo interiorizo”, dijo la capitalina que apenas participó este año en el campeonato panamericano de Panamá en la división superior (52 kg) y finalizó quinta.

“Solo conozco a dos o tres rivales fuertes que tendré en los 48 (en el campo de entrenamiento hice randoris con la húngara y a la serbia), pero no me siento en desventaja por eso, porque ellas tampoco me conocen, así que estamos parejas y puedo vencerlas”, comentó con total convicción.

Al volver a tocarle el tema de su profesora Driulis abundó: “Tengo un compromiso con ella por la ayuda y confianza que me ha dado. Debo salir agresiva y rápida porque soy la primera que lo hará del equipo y eso puede impulsarlo. Quiero regalarle una medalla a Cuba”.

“Una buena actuación aquí, y si es una medalla mejor, pudiera sembrarme en los 48 kilogramos como primera figura de Cuba y así comenzar a prepararme para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020”, expresó Mellisa, quien hace dos años participó en un certamen similar, categoría juvenil, y regresó sin subir al podio.

Interrogada sobre sus inicios en este arte marcial confirmó la historia de cada tarde cuando iba a buscar el pan de su casa veía a varios niños practicándolo, por lo que se apuntó sola y luego los entrenadores convencieron a su mamá para que la dejara allí. “Déjela, que ahí usted tiene una campeona mundial”, le decían.

Reconoce que nunca tuvo conciencia de aquella profecía, pero poco a poco se impuso en competencias provinciales hasta que llegó a la EIDE y luego a la selección nacional. “Ahora solo pienso en ser campeona mundial olímpica como Driulis”, concluyó.

 

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