Por Luis Mario Rodríguez Suñol
“Cada máquina de esas libera a 50 obreros del duro trabajo del corte de caña. Cada mil máquinas de esas significan 50 mil macheteros menos, que podrán consagrar sus energías a otras actividades”, así explicaba el Comandante en Jefe Fidel Castro la importancia de contar con la Fábrica de Combinadas Cañeras 60 aniversario de la Revolución de Octubre, durante su inauguración el 27 de octubre de 1977, en Holguín.
Sus palabras traducían en hechos concretos los propósitos humanistas de una Revolución martiana que definió, desde sus inicios, el camino invariable de transformar a Cuba en un país donde siempre se le haría culto a la dignidad plena del hombre.
“En el año 1977 existían en Cuba más de 350 mil macheteros y nuestra fábrica tenía el compromiso de producir la técnica que sustituyera ese trabajo manual agotador”, rememoró Emilio Salazar, uno de los 41 fundadores que aún labora en esta gran industria.
Recordó con orgullo también como el Líder de la Revolución estrenó en aquella ocasión la primera combinada KTP 1 producida en la fábrica. Una foto dejó constancia del hecho y en la cabina de la máquina un cartel destaca: “Primera combinada cañera fabricada en Cuba”
El concurso de la Unión Soviética fue clave en la concreción de la idea revolucionaria, no solo desde el punto de vista económico, sino también en la capacitación del personal que tendría la responsabilidad de laborar en la industria.
“Iniciamos con una fuerza laboral joven e inexperta. El promedio de edad de la fábrica era de 23 años. Hoy es de 48, y por eso es tan importante el trabajo que estamos desarrollando con los jóvenes, pues en sus manos está la responsabilidad de relevar nuestra labor industrial y continuar perfeccionando la técnica productiva”, comentó Emilio Salazar.
La fábrica empleó inicialmente a mil 259 obreros y llegó a contar con más de dos mil. Las máquinas tenían un valor de 44 mil 500 pesos y la máxima capacidad instalada en la industria permitía la producción de 600 cosechadoras anuales.
Según cuenta Emilio, el récord histórico de producción fue en el año 1983 con 650 KTP 1. “En esa época los trabajaros participábamos en las Jornadas Guerrilleras donde empatábamos hasta dos turnos de trabajos”, añadió.
El derrumbe del campo socialista y los “crudos años 90” dieron un golpe consistente a la industria. La carencia de materias primas y el recrudecimiento del bloqueo imperialista deprimieron la producción. Sostener la fábrica requirió de un gran sacrificio, pero el compromiso de los trabajadores fue el sostén esencial.
Al ejecutarse la reorganización de la industria cañera, en el año 2000, se encontraban en explotación alrededor de 6 mil 500 combinadas cañeras en función de la zafra. Un tercio de esa cifra jugó un rol importante en las campañas azucareras de los últimos años. Hoy la industria se revitaliza, diversifica sus producciones y proyecta hacia nuevas metas.
Cuarenta y más
A lo largo de todos estos años la Fábrica de Combinadas Cañeras 60 aniversario de la Revolución de Octubre ha producido 10 mil 303 cosechadoras, de ellas 58 de arroz. De esta cifra ha reconstruido totalmente y modernizado 7 mil 785, fundamentalmente de la línea KTP 2M y KTP 2, con mejoras sustanciales en sus parámetros de eficiencia, partes y piezas.
Pedro Romay Sardiñas, director de la fábrica, explicó: “Estamos enfrascados este año en la producción de más de 35 mil piezas de partes y agregados, fundamentalmente de las combinadas KTP 2M. También en la fabricación de mil 495 hidromecanismos para la industria arrocera, como parte del programa del uso racional del agua”.
La construcción de 40 cajas de ampiroll y 52 remolques de 16 metros cúbicos para los programas de saneamiento de nuestras ciudades, figuran entre las nuevas gamas de productos en las cuales laboran, según comentó el directivo.
“Constantemente buscamos nuevos mercados para diversificar nuestras producciones y explotar al máximo la capacidad de la industria. El sector de la construcción es uno de los favorecidos. Molinos de martillo y máquinas de fabricar bloques favorecen la producción local de materiales de la construcción”, refirió Romay Sardiñas.
La industria se proyecta hacia la colaboración internacional en busca de inversiones que modernicen el equipamiento técnico. En comunión con la República Popular China, se trabaja en la fabricación de tractores y cosechadoras de cereales.
Resultados de estos convenios permitirá concluir en el 2017 tres cosechadoras CCA 5 000, antesala de una producción en serie que iniciará partir de 2019.
“La CCA 5 000 fue diseñada totalmente por especialistas del Centro de Desarrollo de la Maquinaria Agrícola (Cedema) de Holguín. El propósito de fomentar este modelo es dotar a Azcuba de un parque de máquinas de altas prestaciones, con niveles de productividad y fidelidad técnica, similares a las mejores de su tipo fabricadas en otros lugares”, argumentó el ingeniero Reinier Morales Mora.
Ese modelo, sometido desde hace tres zafras a pruebas de campo en diferentes provincias, tiene entre sus cualidades la disminución de las pérdidas en el proceso de las cosechas, lograr la productividad según los rendimientos planificados por hectárea y contribuir a prolongar la vida útil de las plantaciones cañeras al reducir los índices de compactación del terreno, explicó el ingeniero.
La revitalización de esta gran industria es un compromiso con la historia y con las palabras de Fidel, aquel 27 de julio de 1977: “Esta fábrica no solo tiene un significado económico grande, sino tiene también un significado social importantísimo y, además, un significado moral muy grande”.
El hoy director de la entidad así lo ratifica: “A todas estas importantes tareas, nuestro colectivo sabrá darles cumplidas respuestas”.