En el epílogo el desenlace pareció propio de un filme de suspenso, de cualquiera de los maestros del género y no de un cartel de boxeo. Toda la velada iba, en apariencia, por cauce seguro hasta que echó a andar una espectacular remontada, que coronó la gloria de unos, al tiempo que significó la debacle de otros.
Los Astaná Arlans de Kazajstán tuvieron mayor carácter y desbancaron sensacionalmente in extremis a los Domadores de Cuba, agenciándose así su tercera corona en la Serie Mundial de Boxeo (WSB), algo no logrado antes por ninguna escuadra en estas lides y que era una opción real también para los antillanos.
En el Palacio de los Deportes no sorprendió que los locales arrancaran delante, dada la forma en que se presentaron este año Johanys Argilagos (49 kg) y Javier Ibáñez (56 kg). Tampoco las victorias de Erislandy Savón (91 kg), Andy Cruz (64 kg), Arlen López (75 kg), Julio César La Cruz (81 kg) y Yosbany Veitía (52 kg).
Andy obtuvo su onceno triunfo consecutivo en estos certámenes, seis de ellos en esta VII versión, demostrando con hechos que, sin tanto despliegue mediático, es en la actualidad el hombre más seguro de la escuadra cubana.
Si bien López ganó unánime ante Abilkan Amankul, continúa lejos de la forma exhibida en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde encantó a especialistas y aficionados con su estilo fogoso y potente pegada.
No entendemos, al igual que buena parte de la afición, por qué se prescindió del santiaguero José Ángel la Pantera Larduet, invicto en cinco salidas en esta Serie, con cuatro de esas victorias antes del límite. El capitalino Yoandry Toirac (+ 91 kg), a la larga, cedió de principio a fin frente a Olzhas Bukayev.
A partir de ahí nuestra nave hizo aguas hasta naufragar. Ni Lázaro Álvarez (60 kg), ni Roniel Iglesias (69 kg) pudieron finalizar la tarea, permitiendo elevar las ilusiones de los locales. Aunque algunos vieron ganar a Álvarez sobre Zakir Safiullin, el vueltabajero no convenció y ello es pecado capital cuando se está en patio ajeno.
Peor fue el desempeño de Iglesias, superado de campana a campana por Aslanbek Shymberganov, quien lo venció además en la final del 2015. Usted no sube al encerado con cautela cuando su rival comanda los intercambios, como si el resultado de los jueces dependiera de escuchar un nombre. En el desempate, pactado en los 52 kg, Frank Zaldívar no pudo con Olzhas Bainiyazov.
Pese al recorrido durante toda la competición y estar a punto de acariciar el tricampeonato, queda un sabor amargo con la manera en que nos desinflamos en el cierre. Lo esencial ahora es la evaluación rigurosa de cara al torneo del orbe en Hamburgo. No hay tiempo para lamentaciones.