El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) ha previsto para el período estival dos muestras de connotadas figuras de la plástica mundial, cuyas obras ocuparán diferentes espacios del edificio de Arte Universal. Entre esas exhibiciones se encuentra la del alemán Albert Oehlen (Krefeld, Alemania, 1954), influyente artífice de la contemporaneidad, quien realiza en esa institución —hasta el 11 de septiembre— su primera exposición en Latinoamérica, compuesta por 10 cuadros de grandes dimensiones recién pintados sobre lienzo, varios trabajos sobre papel y un autorretrato correspondientes a etapas anteriores de su quehacer pictórico.
El otro artista, que igualmente exaltará la programación del MNBA en este verano, es el norteamericano —exmiembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos— Ben Jones (Carolina del Norte, 1941), quien a través de su obra, reunida bajo el título Resistencia, incitará al espectador, a partir del venidero 21 de julio, a reflexionar sobre la supervivencia y el ambientalismo.
Con el maestro de la vanguardia artística de la contemporaneidad, Albert Oehlen, un hombre con sorprendente poder comunicativo (en casi perfecto español), sencillo, delgado y de mediana estatura, tuvimos la oportunidad de dialogar, en exclusiva, gracias a la deferencia del director del MNBA, Jorge Fernández, que además tuvo a su cargo, junto con Christian Domínguez, la curaduría de la exhibición, la cual fue denominada con la letra Ö, identificación abstracta que de alguna manera se relaciona con la concepción del discurso pictórico del discípulo del creador alemán posmoderno, Sigmar Polke (Baja Silesia, 1941-Colonia, 2010), durante sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Hamburgo, amén de que la fonética de este carácter, común en los alfabetos alemán, sueco e irlandés, evoca el nombre del eximio expositor.
Admirador de Dalí, “para quien solo Marcel Duchamp y Picasso eran vanguardistas”, Oehlen confiesa que en sus cuadros existen claves del genio del surrealismo. Asimismo subrayó que posee un concepto muy personal sobre la pintura, el color y el arte. “En mi obra no hay nada que descifrar, ni explicar”, dijo.
Representado, entre otras no menos importantes, por dos de las galerías más poderosas del mundo, la Gagosian, de Nueva York; y la Max Hetzler, de Berlín; en sus trabajos se observa una sorprendente autonomía creadora, ajena a estilos y tendencias, más bien enfocada hacia la recurrente experimentación del discurso y del pigmento, mediante novedosas técnicas —como el uso de los dedos de la mano para pintar— que diferencian sus recientes trabajos de sus producciones precedentes, pero con evidente interconexión entre estos. Suerte de ensayos enmarcados dentro del neoexpresionismo alemán, en los que sobresale la mezcla de métodos provenientes de la publicidad, el surrealismo y las composiciones hechas mediante ordenadores.
Sin embargo, en la adolescencia, a Oehlen no le interesaba el arte. “La creación plástica se veía entonces como algo burgués, con el único fin de ganar dinero, pero a la vez deseaba buscar una oportunidad para introducirme en ella, hasta que un día estaba en una cafetería y un hombre que se encontraba sentado cerca de mí me sugirió que comenzara a pintar en Alemania. Y a partir de allí se despertó mi vocación por hacer arte”.
En la actualidad el también músico, que según Christian se interesa por el jazz experimental y la producción de discos, vive y crea en Suiza —con recurrentes incursiones en Alemania y España—, en un acogedor pueblo de campo conocido como Gais (Cabra), cercano a la ciudad de St. Gallen.
“Allí —afirmó— ejerzo como un obrero, desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde. Cada tres o cuatro horas me detengo para establecer un diálogo reflexivo con lo que estoy haciendo. Entonces pienso: ¿por dónde sigo? Y siempre lo veo feo; pero tampoco quiero mejorarlo o hacerlo bonito. Soy un artista conceptual que se sirve de la pintura. Nunca tengo una idea preconcebida de lo que voy a proyectar”.
Su obra posee marcadas influencias del arte conceptual, pero está más bien encaminada a “contrariar a los conceptualistas puros, algunos de ellos didácticos. Mi arte se enfrenta al misticismo, a los tramposos que practican este oficio para hechizar con ideas que atrapan al observador, pero que no se sostienen por sí solas…”.
“Él no le pone las cosas fáciles al espectador, con el que no le preocupa entenderse, aunque no lo desprecia”, puntualizó Christian.
El hermano del asimismo reconocido creador Markus Oehlen, subrayó que su primera exposición personal fue en la galería Max Hetzler, en 1981, época en la que prefería los tonos marrones oscuros, y recreaba espacios interiores casi siempre desiertos.
“En los años 80 comencé a combinar elementos abstractos y figurativos, tendencia que culminó en mis abstractos”, apuntó. En 1982 hizo su primera incursión en el collage, y en 1992, en Estados Unidos, creó sus primeras pictografías en un ordenador.
Oehlen recordó que el pasado año visitó Cuba, ocasión en que realizó una conferencia magistral en la Universidad de las Artes (ISA) e hizo algunas coordinaciones con Jorge Fernández sobre la materialización de la muestra en el MNBA.
“Me motiva venir a este país. Siento curiosidad por conocerlo mejor. El ambiente aquí es diferente al de otros lugares donde expongo”, enfatizó el también profesor de la Academia de las Artes de Düsseldorf, quien viajó a la isla acompañado de su familia.
Albert Oehlen ha expuesto, entre otros, en los siguientes países: Alemania: Kunsthalle Vierseithof; Kestner–Gesellschaft; Sammlung Grässlin; Emil Schumacher Museum; Kunsthalle Zürich; Museum Wiesbaden; y Kunstmuseum Bonn. Francia: Musée d’Art Moderne et Contemporain, de Estrasburgo; FRAC Auvergne-Ecuries de Chazerat; Clermont–Ferrand; Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris; y el Carré Musée d’Art Contemporain de Nîmes. Austria: Salzburger Kunstverein. Suiza: Musée Cantonale des Beaux Arts. Austria: Secession y Museum Moderner Kunst, de Viena. Estados Unidos: Museum of Contemporary Art North Miami; New Museum, Nueva York; The Cleveland Museum of Art, Cleveland. Italia: Museo di Capodimonte. Inglaterra: Whitechapel Gallery. España: Domus Artium, de Salamanca; y Museo Guggenheim-Bilbao. Participó en la Bienal de Venecia del 2013. Obras suyas forman parte de las colecciones de importantes museos, coleccionistas privados y galerías de todo el mundo.