Serie Mundial de Boxeo: Domadores hacen aguas y quedan en plata

Serie Mundial de Boxeo: Domadores hacen aguas y quedan en plata

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Domadores de Cuba cayeron 5-6 ante los Astaná Arlans
Domadores de Cuba cayeron 5-6 ante los Astaná Arlans

 

Hassan Pérez Casabona

En el epílogo el desenlace pareció propio de un filme de suspenso, de cualquiera de los maestro del género, y no de un cartel de boxeo. Toda la velada iba aparentemente por cauce seguro hasta que echó a andar una espectacular remontada, que coronó la gloria de unos, al tiempo que significó la debacle de otros.

Fue, en el espíritu de la afamada sección de la emisora Radio Progreso, un “final inesperado” en el que sacamos la peor parte. Los Astaná Arlans  de Kazajstán tuvieron mayor carácter y desbancaron sensacionalmente in extremis a los Domadores de Cuba, agenciándose así su tercera corona en la Serie Mundial de Boxeo (WSB, por sus siglas en inglés), algo no logrado antes por escuadra alguna en estas lides y opción real también a manos de los antillanos que no se concretó.

La presentación de los muchachos de Rolando Acebal sobre el ring se dividió  en dos bloques contrapuestos y ello permitió que se abriera la brecha que de forma tradicional está a favor de los conjuntos locales, máxime cuando hay paridad en la hoja de servicios y están en disputa trofeos de tanta alcurnia como la diadema de la WSB.

Hay que añadir que el intercambio decisivo fue pactado originalmente para realizarse primeros el 23 de junio en la Ciudad Deportiva capitalina y luego el 1ro de julio en predios kazajos. Los organizadores del evento, de manera inesperada, le otorgaron la sede íntegra del match conclusivo a los Lobos kazajos.

Ese cambio de última hora elevó la expectación por el desenlace. Por si fuera poco el duelo tenía como aliciente para los nuestros tomar revancha de la derrota sufrida 4-6 ante los Arlans, en el último encuentro de la justa del 2015. Un año más tarde los Domadores volvieron a campear por su respeto y se impusieron en la jornada del adiós, sin mayores contratiempos, 7-3 a los Corazones de León británicos.

Esta vez en el Palacio de los Deportes de la capital de la otrora ex república soviética los anfitriones arrancaron con ímpetu, llevándose la victoria en los dos pleitos iniciales. Dicho resultado, en honor a la verdad, no sorprendió del todo a nuestros parciales dada la forma en que se presentaron este año el camagüeyano Johanys Argilagos (49 kg) y el matancero Javier Ibáñez (56 kg).

El guantanamero Erislandy Savón (91 kg) se encargó de comenzar la senda del éxito por los caribeños, la cual prosiguieron al hilo el yumurino Andy Cruz (64 kg), el también representante del guaso Arlen López (75 kg), el agramontino Julio César La Cruz (81 kg) y el espirituano Yosbany Veitía (52 kg).

Andy obtuvo su onceno triunfo consecutivo en estos certámenes, seis de ellos en la versión que acaba de concluir, demostrando con hechos que, sin tanto despliegue mediático, es en la actualidad el hombre más seguro de la escuadra cubana.

Su depurada técnica, desplazamientos elegantes, reflejos felinos y golpes que hacen diana en la anatomía de los rivales -desde los distintos ángulos en que los lanza-  hacen presagiar que el de la Ciudad de los Puentes está en el momento clave en que su carrera despegue hacia el estrellato. En las próximas semanas tendrá una oportunidad excepcional, durante las faenas del Campeonato Mundial que acogerá Hamburgo.

Si bien López ganó unánime ante Abilkhan Amankul, continúa lejos de la forma que exhibió en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde encantó a especialistas y aficionados con su estilo fogoso y potente pegada. En esta campaña el guantanamero cayó en tres ocasiones, aunque en el clasificatorio continental de Honduras recobró confianza. No puede perder un minuto de cara al compromiso mundialista en Alemania, si desea retener el metal dorado que alcanzó en Doha, en el 2015.

La Cruz, frente a Arman Rysbek y Veitía, ante Olzhas Sattibayev, controlaron todo el tiempo las acciones, lo contrario del capitalino Yoandri Toirac (+ 91 kg) quien cedió de principio a fin frente a Olzhas Bukayev.

No entendemos, al igual que buena parte de la afición, porque se prescindió del santiaguero José Ángel la “Pantera” Larduet, invicto en cinco salidas en esta Serie, con cuatro de esas victorias antes del límite. No convence para nada la explicación de que el capitalino se ajustaba más al estilo de Bukayev que el oriental.

Si la sustitución de Larduet se debe a razones de otra índole entonces volvió a aflorar el síntoma del secretismo (tantas veces criticado por la dirección del país) en asuntos donde ello es contraproducente, dada la naturaleza pública de los mismos. Explicar las cosas a tiempo despeja incertidumbres y evita comentarios de todo tipo, los cuales se incrementan cuando dichas variaciones dentro de un conglomerado pesan en el resultado final.

A partir de ahí la nave cubana hizo aguas hasta naufragar. Ni Lázaro Álvarez (60 kg), ni Roniel Iglesias (69 kg) pudieron finalizar la tarea a favor de su conjunto, permitiendo que se elevaran las ilusiones de los locales, de cara al pleito de desempate entre Frank Zaldívar (52 kg)  y Olzhas Bainiyasov, por cierto el tercer púgil de aquella nación con ese nombre.

Aunque algunos vieron ganar a Álvarez sobre Zahir Safiulim, el vueltabajero no convenció y ello es pecado capital cuando se está en patio ajeno. Con el nivel de tensión a esas alturas cada golpe fallido suyo puso soñar a los de casa hasta que, poco después, se consumó la remontada épica haciendo estallar a las tribunas.

Peor fue el desempeño de Iglesias, superado de campana a campana por Aslanbec Seyminorov, quien lo venció además en la citada porfía del 2015. Aquella vez el pinareño declaró que se trataba de un veredicto injusto, algo que nadie dirá en esta ocasión.

Usted no sube al encerado con cautela cuando su rival comanda los intercambios, como si el resultado de los jueces dependiera de un nombre. Esa táctica equivocada, en la que vemos que incurren en múltiples oportunidades atletas de varias disciplinas de combate, conduce invariablemente al descalabro.

Cuando le tocó a Zaldívar se trataba de una crónica anunciada, habida cuenta de lo que está en juego en estos eventos, dentro y fuera de los cuadriláteros. Dicho de otra manera: solo un performance casi perfecto del santiaguero le daría la victoria a los Domadores.

Bainiyasov, sin embargo, quien debutó en ese crucial instante en estas citas, no necesitó ninguna ayuda extra y superó al joven antillano en buena lid. A favor del nuestro el hecho de que no dio tregua desde el gong de apertura.

Pese al recorrido destacado durante toda la competición, y la posibilidad cierta de obtener el tricampeonato, nos queda un sabor amargo con la manera en que nos desinflamos en el cierre de la justa. Lo esencial ahora es la evaluación rigurosa de cara al torneo del orbe en suelo teutón. No hay tiempo para lamentaciones.

 

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