En este miércoles Santiago de Cuba aviva la remembranza por Mariana Grajales Cuello, una santiaguera nacida el 12 de julio de 1815.
A pesar del tiempo transcurrido se confirma como figura imprescindible a la hora del recuento libertario de la nación, de ahí que buena parte de las cubanas y cubanos la reconozcan como Madre de la Patria.
Su talante heroico merece la honra permanente, tal y como asegura el periodista e historiador Joel Mourlot Mercaderes —quien allá por la década de los años de 1990 arrojó luz en torno a la verdadera fecha de nacimiento de Mariana (12 de julio de 1815, y no como se creía hasta entonces, 26 de junio de 1808)—.
“Es el justo reconocimiento a una matrona que supo forjar una pléyade de hijos en medio de las condiciones más difíciles, más adversas y hostiles que pudo haber criado madre alguna, mucho más una que era negra, humilde y analfabeta.
“¿Cómo lo hizo?, bueno, a eso yo le llamo una pedagogía infusa, lo infuso se aplica a lo que se posee de manera natural, y eso le vino dado para con sus 14 hijos, los de su primer matrimonio con Fructuoso de los Santos Regüeiferos, del cual nacieron Felipe, en 1832; Manuel, 1836 y Fermín, 1838; luego con Justo Germán, que vino al mundo en 1943, inscripto como hijo natural, y con los que más tarde procreó con Marcos Maceo: Antonio, 1845; María Baldomera, 1847; José Marcelino, 1849; Rafael, 1850; Miguel, 1852; Julio 1854; Dominga, 1857; José Tomás, 1857, Marcos, 1860; y María Dolores, 1861.
“Su dimensión sobrepasa a sus descendientes, acota Mourlot Mercaderes, porque no solo forjó héroes, forjó ciudadanos ejemplares, algo muy importante, porque un país no vive solo de héroes sino, en lo fundamental, de ciudadanos ejemplares.
“Mariana, precisa el periodista e historiador, trasciende por ella misma, cumple el mandato de la patria, teje su propia historia en la guerra, como abastecedora de alimentos, asistiendo a los heridos y forjando un ideal de patriotismo.
“Son méritos propios que se unen a la gloria de haber procreado muchachos excelentes, no en vano Martí, en dos ocasiones en el periódico Patria, le dedicó a Mariana de las más sentidas líneas que se escribieran sobre ella, definiéndola de manera sentenciosa cuando la llamó: Madre”.