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Balón arriba, balón de plata

Si el colega René Navarro lo hubiera estado narrando seguro su frase encajaría perfectamente: “balón arriba, balón abajo”, solo que al parodiarla acopla mejor si le sumamos el metal de plata conquistado este domingo por nuestra selección nacional en el Campeonato Mundial de Voleibol, categoría sub 21, que tuvo por sede a varias ciudades checas.

Lo signos de admiración de esta actuación plateada llegan porque antes del certamen no hubo topes previos, pues dos años atrás fuimos decimoterceros y dejamos de participar en el 2013 y 2011.

 

Tras un inesperado éxito 3-1 en semifinal ante Rusia —monarca de las tres últimas ediciones de estos certámenes—, la escuadra antillana hizo historia al regresar a una discusión de un título universal, algo que no ocurría desde el 2010 con el equipo élite, en tanto un año antes habíamos terminado también segundo en una cita también para juveniles.

La final contra Polonia este domingo resultó una exigencia demasiado grande para los muchachos dirigidos por Nicolás Vives. Los parciales 25- 20, 25-10 y 25-19 muestran la perfección de los europeos y los costosos errores en defensa de nuestra joven sexteta, que había caído en la segunda ronda de la justa frente a ellos mismos por similar marcador 3-0.

Lo signos de admiración de esta actuación plateada llegan porque antes del certamen no hubo topes previos, pues dos años atrás fuimos decimoterceros y dejamos de participar en el 2013 y 2011. Además porque vencimos a potentes naciones con excelentes equipos y palmarés en estas edades como Irán, Rusia, Estados Unidos, China y Turquía.

Al término del cotejo final Vives comentó que aunque esperaban un partido más parejo contra los polacos, el objetivo con que habían ido al evento se superó gracias al trabajo unido de una generación de voleibolistas que jamás “se dio por vencida y tiene muchos deseos de recuperar la época dorada de este deporte para Cuba”.

Y es cierto, Miguel David Gutiérrez, Osniel Melgarejo, Adrián Eduardo Goide, José Israel Massó, Javier Octavio Concepción, Miguel Ángel López y el líbero Lionnis Salazar (formación titular) tienen talento suficiente para imponerse en esta disciplina, siempre y cuando no olviden la humildad y corrijan los defectos propios de su edad e inexperiencia.

Tras vaivenes, indisciplinas y medallas perdidas, el segundo lugar en un podio mundial como este renueva las esperanzas y acorta el camino hacia un regreso de gloria en el deporte de los superreflejos, tal y como lo acuñara René Navarro en descripciones que ojalá podamos volver a disfrutar pronto en otras categorías.

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