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Madre es madre

La muerte de un ser querido dentro o fuera de las fronteras nacionales constituye motivo de dolor para familiares y allegados. En circunstancias como esas los dolientes solo esperan comprensión y solidaridad por parte de sus colegas de labor. Por eso compartimos la misiva que nos hiciera llegar Linayda León Hurtado, trabajadora de la Empresa de Cigarros Ramiro Lavandero, de Villa Clara.

Para pesar de la remitente, el 17 de abril último falleció su mamá, que residía, desde hacía poco más de una década, en los Estados Unidos. Una infección generalizada, producto de una úlcera, la mantuvo padeciendo cerca de dos meses.

Según narra Linayda, durante ese tiempo todos en la empresa estuvieron al tanto del caso, por el sufrimiento que lógicamente le ocasionó. En el momento del deceso, ante la imposibilidad de participar en los funerales, realizó un velatorio simbólico en su casa.

Cuál no fue su sorpresa cuando pasado los días de duelo, al reincorporarse a trabajar, la encargada del libro de asistencia le preguntó qué justificación debía ponerle en las fechas de ausencia. Alarmada se dirigió a la jefa de Personal, quien le planteó que se le aplicaría un descuento porque su mamá no vivía en Cuba.

Esta respuesta provocó gran malestar a la lectora, pues a su juicio el Código de Trabajo contemplaba ese tipo de hechos y protegía al afectado. “La ley plantea que ante el fallecimiento de madre, padre, hijos, hermanos o cónyuges, el trabajador es retribuido salarialmente, dos días si ocurre dentro de la provincia de residencia y tres si es fuera de esta”, explica citando la norma jurídica.

“Mi madre vivió y murió en Estados Unidos —añade— pero yo, trabajadora cubana, tengo derecho a sufrir su muerte como cualquier hijo, con independencia de donde ocurra el fallecimiento, y a que se me respete lo que la legislación de mi país refiere al respecto”, recalca.

Linayda pide ayuda para aclarar este asunto tan delicado, en aras de reparar la injusticia de la que ha sido víctima. “No reclamo la retribución a la que creo tener derecho —puntualiza—, demando una disculpa por la insensibilidad con que me trataron”.

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