Tras más de 50 años de conflicto, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (Farc-EP) concluyeron este martes el proceso de entrega de armas personales en un acto público realizado en el municipio colombiano de Mesetas, en el departamento de Meta, en el mismo lugar donde se consolidó la guerrilla medio siglo atrás.
La ceremonia —presidida por el mandatario de la nación suramericana, Juan Manuel Santos; el líder de las Farc-EP, Rodrigo Londoño; y el jefe de la misión de la ONU en el país, Jean Arnault— se efectuó según lo pactado en La Habana.
“Los acuerdos de paz no son para las Farc, son para todo el pueblo. Adiós a las armas, adiós a la guerra y bienvenida la paz”, expresó Londoño, en su último discurso como jefe de la guerrilla que decidirá su futuro político en un congreso previsto para inicios de agosto.
El líder conocido como Timochenko afirmó que “las trágicas experiencias del pasado no podrán repetirse porque nuestra patria ha aprendido. Caminaremos por las calles y plazas de Colombia llevando nuestro mensaje de concordia y reconciliación”, aunque denunció la ausencia de un mecanismo efectivo para proteger a los dirigentes populares, actualmente amenazados por bandas criminales y el creciente paramilitarismo.
Por su parte, Santos resaltó la importancia de este día para el futuro del país: “nuestra paz es real e irreversible”. Hoy “somos un solo pueblo y una sola nación, avanzando hacia el futuro en el cauce de la democracia”.
El jefe de Estado y de Gobierno reconoció el cumplimiento de las Farc-EP de lo pactado y aseguró que las autoridades también procederán según lo planificado para garantizar justicia y reparación a las personas que han sido víctimas del conflicto.
En su intervención, Arnoult resaltó la labor de la comisión tripartita, la cual contribuyó a la verificación del acatamiento de los acuerdos, a la solución de diferencias entre las partes, y prestó ayuda humanitaria cuando fue necesario.
Para el diplomático de Naciones Unidas —organización que custodiará el arsenal hasta su destrucción— la comunidad internacional debe recoger las experiencias de este proceso y utilizarlas en situaciones similares.
La víspera, el antiguo grupo rebelde completó la entrega de 7 mil 132 armas individuales en las 26 zonas donde están concentrados casi igual número de combatientes, según informa el diario colombiano El Nuevo Siglo.
De acuerdo con la ONU, hasta el 1 de agosto se dejará en manos de algunos exguerrilleros un número no determinado de armas para asegurar las zonas de concentración.
A la par, el organismo multilateral continuará con la ubicación de más de 900 caletas o escondites de armamento de las Farc-EP. Según lo previsto, ese arsenal se fundirá el 1 de septiembre para elaborar tres monumentos que se colocarán en Nueva York (edificio sede de la ONU), en La Habana, Cuba y en Colombia.
Mientras tanto, este lunes trascendió que unos mil 100 reclusos, integrantes de las Farc-EP, iniciaron una huelga de hambre en 19 cárceles del país en señal de protesta y exigieron la implementación inmediata de la amnistía incluida en el Acuerdo de Paz en la Habana, así como otras formas de excarcelación.