Cuando llegó el anhelado día de cobro, Jorge pensó que saldaría algunas de sus deudas, pero la realidad lo despertó cuando sus bolsillos se quedaron vacíos. Hace cerca de tres meses que no lleva dinero a casa, y su familia no comprende bien porqué.
No es el único. Otros 70 trabajadores de la Unidad Básica de Producción Cooperativa Lidia y Clodomira, en el municipio de Esmeralda, viven la misma situación; así como cerca de 800 obreros del Sindicato Agropecuario diseminados en toda la provincia, quienes no recibieron el pago de abril y, en muchos casos, tampoco en mayo.
Otros bolsillos con agujeros
Los agramontinos no son los únicos con problemas de esta índole, pero sí lo más afectados. De las diez empresas ganaderas que en todo el país finalizaron el 2016 con ese negativo indicador, seis son camagüeyanas.
No es un asunto de ayer. Entre sus causas se cuentan las indisciplinas contables y la no ejecución de gastos de mantenimiento, además del cambio de precios de algunas materias primas con el objetivo de generar fondos que incorrectamente algunos creen que sirven para pagar. Al final, el resultado ha sido el desencanto de muchos colectivos laborales, como sucedió en el central Siboney.
“Las direcciones están obligadas a velar por el cumplimiento de lo que se norma y, por supuesto, impulsar la producción”, explicó a Trabajadores Ramón Li Matos, especialista en Gestión de Recursos Humanos, de la Dirección Provincial del Trabajo y Seguridad Social.
“Lo que no se consume de los gastos internos no forma parte de la riquezas, y por tanto, no se puede dar como salario. Es necesario explicar mejor el concepto de ahorro, pues no comprar un producto imprescindible para las elaboraciones o no emprender una inversión planificada, no es ahorrar”.
Causas y cosas
La Resolución 6/2016, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), ha buscado perfeccionar el método de distribución de las riquezas que había comenzado a impulsar la derogada Resolución 17, pero aún queda por explicar y producir… sobre todo si se quiere ganar más.
Según Maximina Castellano Soto, secretaria provincial del Sindicato Nacional de Trabajadores Agropecuarios, Forestales y Tabacaleros, entre las principales causas de que sus afiliados no estén cobrando sobresale la falta de iniciativa.
“Nosotros hemos estado buscando soluciones, nos hemos reunido con los máximos dirigentes de la ganadería en el país y hemos llegado a proponer el cambio de directivos o la disolución de algunas entidades. Sin embargo, no se puede hacer nada si no hay producción”.
Y es que, como argumentó Tania Díaz Bermúdez, secretaria general del CTC en la provincia, “a veces el obrero desconoce cómo se conforma su salario real, y ante cualquier dificultad piensa que la culpa es de la resolución de pago. Hay que entender que el sueldo es el resultado de las ganancias. Es por eso que abogamos por evitar confusiones y explicar cuantas veces haga falta, para evitar el desinterés que nace cuando luego no se cobra lo deseado”.
Sin un aumento de la productividad, traducido en mejoras tangibles para la población, no es posible ganar más, a menos que se viole lo establecido. Es en ese sentido que Agustín Arribas Rodríguez, miembro del Buró Provincial de la organización obrera resalta el importante papel que toca jugar a los departamentos de Recursos Humanos.
“Allí se decide una batalla fundamental, pues un mal trabajo de esos especialistas puede provocar que el salario sea mal calculado, y a la larga, que la entidad afronte serias dificultades”, dijo.
A juicio de entendidos, se impone el diálogo entre los distintos actores de esos procesos, como el banco y los campesinos, y la implicación de los trabajadores en la búsqueda de respuestas. Una buena alternativa pudiera ser, en la agricultura, la diversificación de producciones y de cultivos de ciclo corto, pero a veces falta la motivación o la orientación oportuna, que valen tanto como el recurso.
En temas como este, son muchas las variables a tener en cuenta. Para Li Matos todavía existen algunas entidades que presentan la contabilidad encubierta (o sea planes débiles) para salvar el pellejo, entre otros “demonios” que terminan costándole a los trabajadores.
Estimular la eficiencia y productividad del trabajo y que ello traiga consigo un aumento real de los productos y servicios, es lo que persigue la Resolución 6, por lo que los representantes sindicales intentan convencer a los obreros para que cumplan su papel. Ahora el salario es responsabilidad del empresario y del trabajador, y no se puede arar en tierra de nadie.