Desacuerdos y poca perspectiva de solución a un problema reiterado primaron en la Fábrica de Pienso de Bayamo en el momento en que trabajadores y directivos vivenciaron este año el proceso de presentación y discusión del plan y el presupuesto.
La tardía notificación y desagregación de las cifras a cumplir, además de metas no acordes con sus posibilidades reales de producción, provocaron fuertes debates que pusieron de relieve de modo anticipado la probabilidad de incumplimientos y, como consecuencia, pago de salarios menores.
Y esta entidad es solo un mal ejemplo entre tantos. En cuanto al mencionado atraso en definir planes y presupuestos, ocurrió de igual modo en varios sectores que definen la economía de la provincia de Granma, representados en ocho sindicatos. Esa fue la principal dificultad, según informó Carlos Verdecia, al frente de la esfera de Asuntos Económicos en la CTC del territorio.
También fue notorio durante este último proceso la falta de un verdadero análisis de los indicadores, la insuficiente preparación de los dirigentes sindicales, quienes en no pocos casos carecen de experiencia, así como la inconformidad, a veces no manifiesta, con respecto a las cifras exigidas en el plan; sin duda contextos adversos que distancian a la realidad deseada de los resultados que se obtienen al final del período.
Asimismo en los consejos de dirección se manifiesta generalmente falta de profundidad a la hora de hacer los análisis cuando les notifican el plan, por lo que no se traza una estrategia clara para presentarla al colectivo de modo comprensible.
Por otro lado está también la apatía involuntaria hacia este tipo de encuentros. Frases como “para qué opinar si ya todo está aprobado” o “creen que nos convencen con tales argumentos” son frecuentes en los pasillos y otras áreas de los centros laborales, consecuencia de anteriores malas aplicaciones del método por la parte administrativa.
Diversas pueden ser las razones, algunas en la superficie y otras subyacentes, por las cuales hay colectivos que desestiman estas reuniones anuales como el espacio idóneo para evaluar ideas motrices que puedan concretarse, así como la consulta y discusión de normas y resoluciones esenciales.
Una de estas legislaciones básicas es, por citar un ejemplo, la implementación de la Resolución No. 134, del 2013, del Ministerio de Economía y Planificación, que faculta a los directores de las empresas estatales a decidir sobre la realización de actividades secundarias derivadas de su objeto social. La consulta con los trabajadores sobre iniciativas viables para ese fin sería directamente proporcional a mejorar la salud financiera de la entidad e incrementar el fondo salarial.
Pero no todo fue negativo. Desde la preparación que antecedió al grupo de asambleas con los trabajadores, y en el transcurso de estas se contó con el acompañamiento de representantes de los órganos globales de la economía, quienes aportaron información y contribuyeron a enriquecer los debates.
Para el trabajador cubano este debería ser un escenario propicio para estudiar, entender y proponer, no como un ejercicio de simple crítica, sino en función de obtener resultados concretos.