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Crímenes que no preocuparon a la Casa Blanca

Busto de Aracelio Iglesias. Foto: Eddy Martin

 

Contemplo su rostro negrísimo eternizado en un busto muy cerca del puerto habanero que fue el escenario de sus luchas. Este 22 de junio se cumplirá un aniversario de su nacimiento y cada año vuelve a nacer, porque los trabajadores, al convertir en realidad sus sueños, lo rescataron de la muerte.

Es curioso: en el año 1948, fatídico para el movimiento sindical cubano, el presidente de los Estados Unidos no alzó su voz para condenar el asesinato de Jesús Menéndez, ultimado por la espalda en una estación de ferrocarril en su recorrido por el país para defender los derechos de los azucareros; ni se escandalizó ante la muerte del prestigioso líder tabacalero Miguel Fernández Roig, a quien un puñado de matones ultimó en la galera de la tabaquería mientras dirigía una asamblea; ni asoció con la palabra represión el crimen cometido contra Aracelio Iglesias, en el local donde acababa de reunirse con otros dirigentes sindicales para analizar el documento con demandas laborales que entregarían al ministro del Trabajo.

Era una época en que la flagrante violación de los derechos humanos en Cuba no ocupaba la atención del inquilino de turno de la Casa Blanca ni le interesó a ningún otro de los que se sucedieron durante los tiempos de la neocolonia, porque ese modus operandi formaba parte de la “rutina” de los regímenes cubanos apoyados desde el Norte para defender aquí los intereses estadounidenses.

Los asesinados eran luchadores empeñados en arrancar a los explotadores los derechos de los explotados, hombres que ascendieron hasta la condición de líderes por el prestigio conquistado entre los suyos, que batallaron abnegada y desinteresadamente sin dejarse intimidar por las persecuciones, la cárcel y el riesgo que su actuación significaba para sus vidas.

Esos son nuestros héroes, a los que rendimos permanente tributo, y nunca olvidaremos a quiénes respondían los asesinos a sueldo que al matarlos trataron en vano de borrarlos de la memoria de su pueblo.

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