Cuando en los albores de los años 60 del pasado siglo gravitaba sobre Cuba una inminente eliminación total del suministro de componentes, agregados y equipos para fábricas e industrias que en su gran mayoría eran de tecnología estadounidense, el país se enfrentaba a un valladar que amenazaba con paralizar toda actividad productiva o de servicios.
Por si fuera poco, el éxodo de ingenieros, técnicos y especialistas que emigraron estimulados por el imperialismo acentuaba aún más la compleja situación que parecía infranqueable.
Por ese entonces, el Comandante Ernesto Che Guevara asume la dirección del Ministerio de Industrias y ante tales escollos, promueve una primera campaña emulativa denominada Piezas de Repuesto dirigida a impulsar la fabricación de esos elementos para las maquinarias que estaban funcionando.
La clase trabajadora y los sindicatos acogieron la iniciativa con la creación de los Comités de Piezas de Repuesto en numerosos centros laborales.
Luego hubo un segundo momento cuando en 1961, durante la primera Reunión Nacional de Producción, celebrada en La Habana los días 26, 27 y 28 de agosto, Che Guevara lanzó el llamado Obrero, construye tu maquinaria.
Más que una consigna, la exhortación se convirtió en la chispa que activó aún más la sagacidad y la conciencia de miles de hombres y mujeres en todos los sectores de la economía.
En aquel instante el Guerrillero Heroico alertaba: “La falta de materias primas y las piezas de repuesto han sido los problemas fundamentales que hemos tenido”. Destacaba, asimismo, que “con el trabajo de todos los obreros de todas las fábricas del país se han resuelto innúmeros problemas”, y proponía crear equipos de trabajo.
Abierto quedaba el camino para afrontar no pocos desafíos y allanar las más disímiles dificultades motivadas por el inicio del bloqueo imperialista contra Cuba.
Un ejemplo de la receptividad que alcanzó la histórica frase fue la inauguración de la Exposición del trabajo creador, el 29 de marzo de 1963, en los alrededores de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), con la muestra de 25 pabellones que representaban a igual número de sindicatos nacionales.
Con la impronta del Che como premisa aconteció la fundación de los Comités de Inventores e Innovadores y la celebración, en junio de 1965, de su Primera Convención Nacional. Durante el XIII Congreso de la CTC, en noviembre de 1973, fue aprobada una resolución para crear la que se denominó a partir de ese momento Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir).
Su evento constitutivo se efectuó los días 7 y 8 de octubre de 1976, en tributo al Comandante Ernesto Che Guevarra al cumplirse un aniversario más de su asesinato, y por unanimidad los delegados lo nombraron Presidente de Honor de la organización.
En opinión de Alfredo Machado López, presidente de la Anir, “cuanto ha acontecido posteriormente es fruto del legado que nos dejó porque para nosotros tiene una vigencia extraordinaria”.