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Triada peligrosa

El sobregiro de las utilidades en muchos casos está dado por una triada peligrosa: mala planificación, inejecución de gastos y altos precios pactados entre productores y comerciantes, esto último una práctica que se está generalizando en el sistema empresarial cubano como si con ello se resolvieran los problemas de ineficiencia.

La conjugación de forma inadecuada de estos tres elementos, entre otros, trae consecuencias negativas a los procesos productivos de los colectivos laborales y a la economía.

Según el análisis realizado al respecto por el secretariado provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), en Villa Clara, los datos muestran que ningún organismo incumple el indicador, las utilidades en lo que va de año se comportan de forma desmedida en varios sectores.

Se sobregiran los sectores de industria con un 222%, energía y minas al 345 %, comercio con 365%, Azcuba sobrepasa el 1023,8% así como empresas del Consejo de la Administración Provincial. Suman 46  las empresas que se exceden, la mayoría entidades decisivas en la economía del territorio.

Estos sobregiros se deben en muchos casos a la inadecuada planificación, que a la larga también implica gastos excesivos, malas prácticas en el uso de equipos y materiales, desprogramación de  mantenimientos tecnológicos, provoca interrupciones y afectaciones salariales, entre otras consecuencias, y puede parecer que estos factores de ineficiencias, por existir esa alta utilidad, se enmascaren o queden ocultos.

La inejecución de gastos en ocasiones está dada por la mala planificación y evidencia que los recursos no eran necesarios o no se gestionaron oportunamente. Los altos precios pactados entre productores y comercializadores viene a convertirse como el hada mágica que todo lo resuelve, pero desangrando a un tercero, el consumidor. Incluso se ha dado el caso de entidades que incumplen sus planes y tienen utilidades, basadas en este  componente.

La planificación, el control de los gastos -tanto para que no sobrepasen lo planificado como para que se ejecute lo necesario-, así como equilibrar los precios de los productos que se pactan entre entidades, debe tener un seguimiento puntual por las secciones sindicales.

Las organizaciones de base  están en el deber de conocer  cómo se realiza la ejecución del presupuesto, de las inversiones y la reducción de los costos y ser los trabajadores protagonistas del ahorro como meta principal.

En estos momentos se está confeccionando el plan y el presupuesto del 2018, sería oportuno tener en cuenta estos asuntos, incluso discutir todas las posibilidades y variantes que puedan afectar al escenario productivo, pues este indicador -utilidad- se propone durante este proceso.

Las secciones sindicales están amparadas en la Resolución 156  de Ministerio de Economía y Planificación que establece que los empresarios tienen la responsabilidad  de valorar con sus trabajadores los indicadores del plan antes de llevarlo a discusión a nivel nacional y este paso es trascendental para tener en cuenta el criterio obrero.

Las utilidades, en caso que las hubiera, tienen como destino su distribución, capitalizar ya sea totalmente o parcialmente la empresa para fomentara su desarrollo y aportar a la economía nacional para su redistribución a favor del pueblo.

Exagerar este indicador puede incidir negativamente en  el pensamiento de los propios trabajadores pues el salario desde esta concepción, no tiene  respaldo productivo, así  se refuerza el interés material y romper la dialéctica lógica y necesaria desde nuestro proyecto social de los recursos en función del beneficio de todos.

Lo ideal sería obtener utilidades a partir de las reservas productivas o del uso racional de todos los recursos materiales, financieros, labores etc., esto incluye disciplina laboral, tecnológica, financiera  y productiva.

Pudiera parecer que mientras mayor es la utilidad mejor es la solvencia económica de la entidad, pero la verdadera utilidad no  es aquella que se enmascara en indicadores y por cientos; es la basada en la eficiencia. Fuera muy beneficioso que ese sobregiro se correspondiera con aumento de esta, toca al sindicato ser garante de que esta triada peligrosa no se haga frecuente, porque detrás se  enmascara la ineficiencia. Es que hay utilidades que parecen eficiencia, pero no lo son.

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