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Nuevos aires, ¿viejas marcas?

Cuatro días en el estadio Panamericano, rodeado de las figuras que hicieron y hacen la historia del atletismo cubano, permitieron experimentar los nuevos aires que vive este deporte, aunque todavía la concreción de marcas y tiempos diste de lo ideal para el reto mayor que dirigentes, entrenadores y atletas se han propuesto: 15 títulos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 2018.

Yarisley Silva no pudo con 4,60. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

La primera nota distintiva la sigue ganando la buena organización de la lid, con puntualidad exquisita para cada prueba, todas las principales figuras en acción (solo faltaron tres por estar participando en justas internacionales), pancartas para informar los resultados y mejoras ostensibles en las condiciones del campo y la pista, a pesar de que esta última sigue reclamando un cambio total. Son igualmente notables los aires de disciplina, consagración y unidad que involucran no solo a los muchachos y sus entrenadores, sino también a federativos y glorias deportivas.

Hay vallas nuevas, uniformidad para jueces, árbitros y personal de apoyo, mientras los espectadores pudieron llevarse incluso un recuerdo del atletismo, entregado por Anier García, Javier Sotomayor, Ana Fidelia Quirós, Alberto Juantorena, María Caridad Colón y Yipsi Moreno. Hasta ahí todo va sobre ruedas, pero lo fundamental de una justa como esta son los resultados, y si nos atenemos a ellos lo más destacado ocurrió el primer día con Marisleisys Duarte y su jabalinazo de 65,44 metros, lo mejor del mundo en la categoría cadetes. Luego sobrevendrían las confirmaciones de ocho registros para el campeonato mundial de agosto en Londres, al cual Cuba tiene hoy asegurados 21 nombres en 12 modalidades. Ninguna cota fue borrada de los libros para el Barrientos.

Otra vez el dolor de la velocidad se prolongó al no alcanzar ni uno de los seis títulos puestos en disputa (incluimos los relevos cortos). Y para rematar, las apariciones de Dayron Robles en los 110 con vallas (13.66) y Yarisley Silva en el salto con pértiga (4,40) complacieron más por su entrega que por lo relevante de sus registros, al margen de que ambos están en una etapa inicial de su preparación.

El triple salto, en ambos sexos, con Liadagmis Povea (14,45) y Cristian Nápoles (17,21) volvió a ser la prueba de más nivel, mientras los 13.39 de Roger Iribarne en las vallas y el 1:59:98 de Rose Mary Almanza en las dos vueltas al óvalo abren esperanzas para los compromisos foráneos de este año. El telón del Barrientos mostró una señal casi clara. Para la cita universal dos preseas andan en cartera. Cualquier otra sería una gran sorpresa. De cara a Barranquilla el trabajo tendrá que redoblarse. Ánimos y talentos hay. ¿Bastará con eso?

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