Los retos que tiene la planificación física en Cuba requieren hombres y mujeres ágiles en sus trámites y respuestas a la población, enérgicos y oportunos en el tratamiento de las ilegalidades, y a la vez, capaces de pensar y soñar con la ciudad que queremos a corto y largo plazo.
Fue en esencia el mensaje que derivó de la extensa conversación que sostuve hace un tiempo con la ingeniera Marlene Ochoa Curiel, quien fungió en etapa cercana como directora provincial de Planificación Física en La Habana
Hoy retomamos sus ideas porque tienen total validez y actualidad, en tanto reto sigue constituyendo tener mano dura con ilegalidades cuya erradicación transita por el actuar de sus trabajadores, porque todo cuanto hay que hacer está legislado e incluso refrendado en más de 90 Lineamientos de la Política Económica y Social aprobados en los dos últimos congresos del Partido Comunista de Cuba.
Porque no es solo la responsabilidad de rescatar el plan de ordenamiento territorial urbano y regional, sino de poner orden y disciplina para que las personas naturales y jurídicas respeten las regulaciones, en aras de un desarrollo equilibrado y armónico, que permita conservar los valores de la ciudad, subrayaba Marlene.
La esencia está en ganar espacios, sin retroceso, de ahí que esta profesional considera como esencial, la necesidad de inculcar educación y cultura urbanística en la población, a partir de informar lo que se puede hacer y cómo.
Recordaba la presencia de los planificadores en cuanta actividad se desarrolla un territorio, y la importante misión que tienen de asesorar bien, a fin de que no se violen elementales reglas, en detrimento del hábitat y de los valores arquitectónicos.