El prisionero político puertorriqueño Oscar López Rivera está sin grillete electrónico en víspera de quedar plenamente en libertad, tras 36 años encarcelado por las autoridades de Estados Unidos, reveló hoy su abogada Jan Susler.
El luchador independentista de 74 años de edad podrá compartir a partir de mañana con el pueblo, luego de que a primera hora firme el documento requerido por el Buró de Prisionero de Estados Unidos, explicó Susler.
Sindicado por las autoridades de Estados Unidos como cabeza de las clandestinas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Puerto Rico, López Rivera fue condenado sin que jamás hubiera una evidencia en su contra.
‘Mañana es un día histórico para el pueblo puertorriqueño y todos los que amamos la justicia y la libertad, un día muy especial en estos tiempos que vivimos’, dijo a Prensa Latina la abogada, desde 1980 involucrada en la defensa de los luchadores puertorriqueños encarcelados en Estados Unidos.
López Rivera se halla desde el 9 de febrero en reclusión domiciliaria en el hogar de su hija Clarisa, en el sector capitalino de Santurce, después de que se autorizara su regreso a Puerto Rico.
El presidente Barack Obama, antes de su salida de la Casa Blanca, conmutó el pasado 17 de enero la pena a cambio de que cumpliera cuatro meses más de su condena a 70 años.
‘Oscar ya no tiene grillete y mañana estará plenamente libre, igual que tú y que yo’, precisó Susler, quien ha sido defensora de los presos políticos puertorriqueños vinculados a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Puerto Rico, que operaron en Nueva York y Chicago.
El regreso de López Rivera a su isla del Caribe se produjo gracias a gestiones del congresista estadounidense Luis Gutiérrez, de origen puertorriqueño y su amigo personal en Chicago desde la adolescencia.
A cambio, el prisionero debía reportarse ante las autoridades, mantener un bajo perfil y no conceder entrevistas a los medios de comunicación ni reunirse con sus antiguos camaradas.
Estos últimos fueron indultados en agosto de 1999 por el entonces presidente William J. Clinton, en respuesta a la campaña denominada Ofensiva 92, que dirigió el ya fallecido sociólogo Luis Nieves Falcón.
De los casi 36 años encarcelado por conspiración sediciosa por querer derrocar al gobierno de Estados Unidos en Puerto Rico, López Rivera permaneció 12 años en prisión solitaria, sin contacto con el exterior ni con sus familiares.
Al concluir su restricción domiciliara, López Rivera ofrecerá cerca del mediodía una rueda de prensa en el área de El Escambrón, en la isleta del Viejo San Juan.
Tres horas y media después se producirá en el sector universitario de Río Piedras ‘La fiesta de Oscar’, en la que participarán diversos artistas, como parte del recibimiento de pueblo.
Susler aclaró que el combatiente puertorriqueño podrá reencontrarse con sus antiguos compañeros de lucha, a los que podrá abrazar.
Aparte, proyecta viajar a varios países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, entre otros, para agradecer la solidaridad que brindaron a la lucha por su liberación.
Al día siguiente estará en Chicago, ciudad estadounidense en la que radicó desde los 15 años hasta su encarcelamiento, donde la comunidad latina le rendirá reconocimiento y pondrá su nombre a una calle en el área de Humboldt Park.
Después regresará a Puerto Rico para estar el sábado en el municipio de San Sebastián, en el centro montañoso de la isla, donde nació y creció hasta la adolescencia.
Para Eduardo Villanueva, expresidente del Colegio de Abogados de Puerto Rico, estos cuatro meses que Obama lo mantuvo prisionero fue su forma de demostrar que no cedió a las presiones del pueblo puertorriqueño ni de la comunidad internacional.
‘Obama lo dejó cuatro meses más para que no se viera que tuvo que ceder; pienso en lo personal Obama estaba más que convencido de que hacer justicia y excarcelarlo’, dijo Villanueva, presidente del Comité Puertorriqueño Pro Derechos Humanos.
Aclaró que ‘una cosa es Obama el burócrata y otra el ser humano’, a la vez que aclaró que el pueblo estadounidense, en su generalidad, es solidario con la lucha de los puertorriqueños. (Tomado de PL)