Una curiosidad enorgullece a Misladys Calderón Castillo en vísperas del Día de las Madres.
Su vientre fecundó ocho hembras inscriptas con la primera letra del abecedario. Annalié, la mayor de todas, es doctora; y Aliannys, la más pequeña, estudia servicio gastronómico. Las otras seis desempeñan también un papel protagónico en la sociedad.
Esa avileña vive orgullosa de sus ocho nietos, seis de ellos son niñas, y de sus hermanos, cuatro varones e igual cantidad de hembras. Una combinación numérica con gran toque femenino.
El amor no entró por la cocina a esta familia de origen campesino, sino al pie del surco. Cuenta Misladys que con Alexis Hernández Gutiérrez comparte los frutos de la tierra durante tres décadas.
“Ordeñar vacas es lo único que me falta por hacer, no porque sea cosa de hombres. Madrugo junto con mi esposo, hago el café, ordeno todo en la casa y le metemos mano a la obra con el ganado y los cultivos, aunque estos están muy deprimidos por la sequía, nadie manda a la naturaleza”, afirma la consagrada guajira.
De domingo a domingo, sin perder un día hace 15 años, cumple la misión de llevar en un carretón los litros de leche previstos por el sistema de entrega directa al punto de venta de la bodega rural La Norma, lugar donde el Che fundara la mecanización del corte y el alza de la caña en Cuba.
Sus resultados como usufructuaria y asociada a la cooperativa de créditos y servicios Felipe Navarro, ubicada en el centro de la provincia de Ciego de Ávila, contribuyen a que se sobrecumplan los planes de producción de alimentos y con la calidad necesaria, ya que ella entrega también leche al termo refrigerado de esta base campesina.
Además, el aporte de sus socios posibilita sobrepasar los compromisos en la cosecha de frijoles, la carne de cerdo, las frutas y la comida destinada a los animales.
La entidad diversifica sus reglones con la crianza de conejos, labor que no le es ajena a Misladys. “Hace un tiempo nos dedicábamos a esa actividad, pero por causa de alergia de una de mis niñas tuvimos que deshacernos del pie de cría. Me alegro que nuestra cooperativa ande bien en esta tarea”.
Bajo una cobija de guano, en un ambiente purificado por la brisa del campo, se reúne cada segundo domingo de mayo la familia Hernández Calderón para decirle: Felicidades Mami por tan festivos Días de las Madres y del campesinado cubano.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.