Fue el primero en intervenir y su voz se escuchó alta, fuerte y clara: “las administraciones de los Estados Unidos han tomado por derecho propio un pequeño pedazo de soberanía de Cuba, pero ese pedazo constituye un todo.”
Llama la atención –apuntó el orador—que la magnitud de ese abuso está a la vista de todo el mundo, y frente a los organismos internacionales que llaman al respeto a la libertad, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
Durante más de una centuria se han hecho presentes de modo ilegal las tropas norteamericanas en esa porción oriental de la Mayor de la Antillas. Abandonar el territorio genuinamente cubano es una condición indispensable para la normalización de las relaciones con los Estados Unidos, ha planteado el Gobierno Revolucionario de Cuba.
El ponente Ortega Torres recordó que en el año 2002 esa Base fue convertida en un penal que ha operado además como centro de tortura fuera de toda norma judicial. Dijo que “a pesar de las promesas de campaña de ex presidente Barack Obama, de realizar el cierre definitivo de la prisión de Guantánamo durante su mandato, ello nunca se cumplió”. El panorama actual, subrayó, no avizora reanudar el proceso de cierre de la cárcel, mucho menos de la entrega del territorio ocupado.
Tras mencionar algunas de las bases existentes en Centroamérica y el Caribe, el delegado afirmó que los verdaderos objetivos de estas es actuar como centros de fuerza de despliegue rápido, de monitoreo, entrenamiento, funciones logísticas, de comunicación y de espionaje.
El diputado ante el Parlamento Centroamericano finalmente ratificó que los pueblos soberanos se oponen a las bases militares y anhelan el retiro de estas para poder crear un verdadero clima de paz y confianza en la región, así como recoge la Proclama firmada por los dignatarios latinoamericanos y caribeños durante la Cumbre de la CELAC, efectuada en La Habana en enero de 2014.