Como por arte de magia, este día el amanecer abandona su placidez para romper el silencio con el bullicio de las consignas y de las criollísimas congas que arrollan desde la madrugada, en cada punto de nuestra geografía, rumbo a la gran cita de los trabajadores.
Y los patriotas colorean las calles, avenidas y plazas con banderas, carteles y grandes telas, queriendo anticipar con su entusiasmo la salida del sol para que el mundo sepa que en Cuba estamos de fiesta pero a la vez comprometidos con la obra común y dispuestos a proteger el más grande tesoro de la Patria: la unidad.
Aprendimos de la historia que la desunión fue nuestra muerte y que de la unión depende nuestra vida, como expresó Martí, y esa advertencia vale hoy más que nunca cuando el enemigo apela a tácticas solapadas para dividirnos.
Es también un día mágico porque el UNO, el que encabezó desde el inicio la marcha, el que estuvo siempre el primero en los momentos difíciles y en las victorias, se multiplica en las multitudes y es quer en la mente y el corazón de cada uno de los agradecidos está Fidel, que marcha este Primero codo a codo con su pueblo, al que sigue guiando con la fuerza de su ejemplo y de su legado inmarcesible.
El nos enseñó que nuestra tarea es unir, eliminar todo lo que nos divide, luchar por todo lo que nos una, la unidad dentro de los principios.
Por eso este Primero todos somos uno hacia el futuro.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …