Cuando salí para la celebración de este Primero de Mayo, como otras tantas veces, mi hijo ya había partido, lo hizo antes de la media noche, cuando aún restaban unas horas para que llegara el día señalado. Como él, fueron miles los que tomaron esa iniciativa; con sus canciones de esperanza; en las manos, cárteles con imágenes de Fidel ─ porque ellos también son Fidel─ y el Che ─ paradigma del hombre nuevo; iluminados bajo una plaza madrugadora, que guarda consigo al centinela de la Patria: nuestro José Martí.
Han sido los jóvenes los primeros de este desfile de Mayo, y con ellos vamos todos; porque ellos construyen y sostendrán el futuro, porque en ellos está la confianza y el legado de la Revolución. ¡Yo soy Fidel!, exclamaron conmovido, como todo el pueblo cubano, luego del fallecimiento del Comandante en Jefe, el 25 noviembre del pasado año. Y ahora el destacamento de jóvenes, como reafirmación de su historia, de la sangre derramada por sus héroes, de todo lo que han aprendido de sus padres y abuelos, toman las plazas y calles y demuestran su estirpe que también es mambisa y rebelde.
Los primeros de este Primero de Mayo, proletario, revolucionario y patriota merecidamente han sido los jóvenes y con ellos ha estado Cuba.