Ellos estaban allí, junto a los cubanos, en el desfile y en la tribuna. Porque si algo no puede el imperio es separar a los pueblos. Una representación de trabajadores estadounidenses vibró en esta jornada al compás de los anhelos de este archipiélago rebelde, y pertenecen al bando de los que construyen, de los que desean que nos acerquemos de manera solidaria para edificar juntos una relación sana, despojada de dobles intenciones.
¿Que estuvo en la Plaza de la Revolución José Martí la bandera de las barras y las estrellas? Sí, la vimos en carteles portados por hombres y mujeres que expresaban la solidaridad entre los trabajadores de Cuba y California en los que aparecían las enseñas nacionales de ambos países al mismo nivel, en forma de puños aguerridos, como símbolos de la lucha común por un mundo mejor, aunque librada en condiciones bien diferentes.
Y apoyaron nuestros anhelos aquellos representantes de Chicago que desde la tribuna, en una gran tela reclamaban en español e inglés el cese de la guerra económica contra Cuba y en letras rojas en ambos idiomas exigían: ¡EUA fuera de Guantánamo, ya!
A esos que nos respetan, los respetamos y acogemos como compañeros, como lo hicimos con aquel joven que a los 19 años dejó Brooklyn para enrolarse en la causa independentista cubana y aquí se convirtió en el general de brigada Henry Reeve.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …