Resulta innegable que la inmigración es un tema que preocupa, y ocupa, a la humanidad contemporánea. Son diversas las expresiones que, de una u otra manera, reflejan las realidades, problemáticas, conflictos y esperanzas que marcan, en el mundo de hoy, el éxodo de personas de un país a otro.
Galardonado con el Premio del Concurso Nacional Abdala 2013, concedido por la Unión Árabe de Cuba, este poemario refleja pasajes de la vida de un inmigrante libanés –Dahir Mustafá Hamze–, quien llega a la zona oriental cubana en las primeras décadas del siglo XX, donde se establece y crea una familia.
Son versos que, a través de un sencillo y sugerente discurso lírico, en que hábilmente se manejan los recursos propios del género, recrean el universo de un hombre que logró, sin perder sus esencias, integrarse a una realidad diferente, que también llegaría a asumir como propia.
«El poemario es bello no solo por la historia –escribe otro poeta, Alberto Marrero–, sino por la manera en que hilvana los versos. El tono, la musicalidad, símiles bien escogidos, metáforas, asociaciones y otros recursos poéticos logran crear una atmósfera sugestiva en torno a la figura de un hombre que lo resistió todo y no se plegó…».
Rasgos fáciles de comprobar, con la lectura de «Pasaporte de la nostalgia», uno de los textos que integran el cuaderno:
La paranoia acompaña
el cansancio de trasnoche
la flema del alcohol en la cuenca de las manos
la ausencia de Sidón
los nidos del hígado insurrecto.
Acompaña la sed del mediodía
los filos de los huesos
la espina dorsal del pez en la garganta
la sed de los desiertos.
Acompaña la célula incurable
los silencios de Alá
la risa contrahecha
la escarcha entre las piernas
el turbante sin cabeza.
Acompaña la gota de sudor
prendida en la pestaña
los codos conque abrirse caminos.
En la bibliografía de Pedro López Cerviño (Santiago de Cuba, 1955), reconocido en el año 2016 con el Premio de Poesía José María Heredia, aparecen, entre otros títulos, los poemarios No se puede matar al timonel (2002), Oreja de campesino (2005) y Trazados en el mapa (2008).
Con la aparición de Semilla de cedro, López Cerviño no solo incorpora un nuevo libro de versos a su relación de títulos publicados, lo cual, indudablemente, reafirma los valores presentes en una producción literaria interesada en reflexionar sobre la propia condición humana.
Una obra que también, al contar a través de una cuidada colección de versos de la existencia de un hombre llegado de lejanas tierras, contribuye a conocer, entender, explicar, valorar, ese largo, complejo, fecundo y hermoso proceso de formación de la identidad de la mayor de Las Antillas.