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Lenin, enseñanzas para todos los tiempos

Acercarse a Lenin en busca de instrucción  y aprendizaje siempre será oportuno, y más que eso imprescindible. Sus valoraciones pueden ser de gran utilidad para la formación y el desempeño de nuestros dirigentes sindicales.

Sucede que la Cuba de estos tiempos experimenta cambios en los escenarios laborales, a partir de la actualización del modelo económico y social, y dentro de este, la aplicación de modelos de gestión que entrañan entre otros el desafío de interactuar con el trabajador según las características particulares del universo donde se desempeña.

No hay lucha más encarnizada que una revolución, sentenció Lenin. De ello podemos dar fe los cubanos, justo cuando nos acercamos a los seis decenios de construcción socialista.

En ese camino tienen nuestros sindicatos una responsabilidad inmensa, porque en la conducción y defensa que hagan de la clase trabajadora estará el éxito o no de la dictadura del proletariado.

Los episodios vividos por Vladímir Ilich Lenin luego del triunfo de Octubre de 1917, requirieron de él mucha sabiduría. Y así nos quedan las enseñanzas.

La Nueva Política Económica (NEP) introdujo modificaciones sustanciales en la naciente revolución. La admisión de elementos económicos del capitalismo se hizo necesaria en aquella difícil realidad, pero el pensador revolucionario lo entendió a partir de la regulación que pudiera hacer el Estado proletario , y en ese contexto como actor protagónico los sindicatos.

Llevado por las circunstancias, Lenin aplicó la NEP pero nunca perdió de vista el antagonismo de la lucha de clases. Calificó como una tarea esencial que los sindicatos defendieran por todos los medios los intereses del proletariado contra el capital.

La política, y en ella va la moral de los sindicatos, no puede ser otra que participar en todo lo que represente las aspiraciones y demandas justas de las masas trabajadoras, enfrentar cualquier deformación burocrática, intento de desunión…

Ser previsor será siempre una virtud valiosa, pues en la medida en que se eviten conflictos o estos se resuelvan oportunamente, se ganará en el fortalecimiento del poder.

La organización de la economía y la competencia que supone administrar los bienes del pueblo son aspectos esenciales para tener en cuenta. La sociedad cubana refleja cuán necesario es avanzar en el logro de una efectividad que distinga el quehacer del administrador de fábricas e instituciones.

Desde temprano en el tiempo Lenin explicó que las administraciones  debían contar con inteligentes y destacados ejecutores, y que cuanto se hiciera debía ser dentro de los límites de los contratos colectivos firmados con los sindicatos. Ello tiene una vigencia total al exigirse hoy día en Cuba la existencia, dominio y aplicación de los convenios colectivos de trabajo.

El genial conductor de la Revolución de Octubre, hace una centuria, advirtió sobre el peligro real de quedar alejado de las masas. Por ello el sindicato, así como el Partido, deben asumir como método principal la persuasión y educación de quienes deciden participar en la edificación de la obra. Y en cada contexto es importante identificar con qué trabajadores se trata, cuáles son sus aspiraciones, asuntos a resolver…

La coyuntura actual del movimiento sindical en Cuba enfrenta el desafío de afiliar, organizar  y representar al sector no estatal, realidad que exige una atención diferenciada respecto a la que se brinda a los trabajadores integrantes de colectivos laborales convencionales.

Debe ser propósito de los dirigentes sindicales cubanos hoy día mostrarle a esa nueva cantera de trabajadores por afiliar, que la modalidad de gestión no estatal la impulsa el Estado dentro del modelo que ha decidido actualizar, además de hacer valer que el quehacer  de esos empleados se inserta en el formato socialista que la sociedad por consenso lleva adelante.

De una labor educativa efectiva que logre la comprensión de los interesados dependerá en buena medida evitar desviaciones pequeño burguesas que nada tienen que ver por los objetivos propuestos por el Estado socialista.

Asimismo, el empeño por organizar a los trabajadores no estatales no puede quedarse en el ámbito formal. No es real presentar en listas una afiliación cercana o superior al 80 %, cuando en la práctica solo cotizan o hacen vida sindical un número mucho menor.

Cuando los sindicatos adoptan actitudes formales en el ingreso de sus afiliados incurren en un proceder burocrático que tiene consecuencias políticas y morales, porque ese recién incorporado se vuelve un número frío que integra una lista, pero no es posible contar  con él o ella  para el trabajo de la organización en cada día.

Lenin concibió la victoria sobre los enemigos de entonces a partir de la conciencia y el heroísmo de la clase obrera y los trabajadores en general; entendió la democracia proletaria como genuina pues garantizaba el ejercicio de los derechos de todos.

Hoy justo en el aniversario 147 de su nacimiento vale recordar la convicción de este líder revolucionario por edificar una sociedad justa, suprimir las clases, destruir la base sobre la que descansa la explotación de los seres humanos.

Por muchas razones sus ideas tendrán seguidores siempre.

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