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Pasión infinita hacia el arte y el deber

Por Elaine Caballero

A mi manera es un documental que hace justicia artística”. Con estas palabras el escritor y poeta Miguel Barnet caracterizó la última entrega de la Productora Octavio Cortázar de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), bajo la dirección de la realizadora Lourdes Prieto, recién estrenada en la sala Villena de esta institución.

El material, narrado en primera persona, detalla la vida y obra de Mónica Álvarez Mesa, destacada dermatóloga y profesora, quien actualmente ocupa el cargo de jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario General Calixto García. Lo más inquietante de su trayectoria resulta el hecho de que, a pesar de encontrarse lejos de la cultura, debido a su especialidad, es una de las promotoras más activas en favor del desarrollo y el enriquecimiento de nuestras artes, pasión que desde niña llevó dentro.

Las coincidencias son los trucos del destino, confiesa sentirse fascinada por el mar y no por azar Mónica nace en el pueblo pesquero de Casa Blanca, condición favorable para el disfrute de este inmenso placer. El cine también es otro de sus deleites preferidos. De pequeña quedó extasiada con los actores Humphrey Bogart y Paul Newman. “Me encanta eso de las cámaras y la dirección (…) hasta me atreví a hacer un documental sobre la vida universitaria”, confesó.

Los años cincuenta se convirtieron en mágicos, pero a la vez terribles para la joven amante de la pantalla grande. Sus padres eran luchadores en contra de los gobiernos de Machado y Batista. Todo ello le hizo tomar conciencia y decidió situarse en las filas de los que defendían y anhelaban liberar a nuestro país.

Un grupo de jóvenes comenzaron a reunirse en los locales de la universidad para coordinar las acciones. Allí Mónica es nombrada Secretaria de actas. Recuerda además cuando integró el Frente Cívico de Mujeres Martianas donde conoció a Aida Pelayo, Rosita Mier y otras féminas de diferentes afiliaciones políticas, decidas a derrotar el régimen batistiano.

Todas las manifestaciones y otros actos de calle orientados por la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) estaban respaldados por los alumnos de la segunda enseñanza ––a la que pertenecía–– y la Federación Estudiantil de Academias Privadas (Feap), después convertida en la Federación de Estudiantil de Academias Públicas y Privadas (Fecepp) de la que fue coordinadora.

“Siempre sentí miedo, pero la responsabilidad ante el deber me lo aguantaba. ¡Qué juventud tan valiosa fue sacrificada!”, sentenció.

Con el triunfo de la Revolución inicia una nueva vida. “Todo era como la fiesta de lograr un sueño”. Comienza la carrera de Derecho Civil y Diplomacia y se convierte en asidua a la cinemateca de la Universidad de La Habana.

El cine otra vez se apodera de ella como un susurro, una voz que enuncia que todavía hay espacio para el arte en su quehacer. Abandona los estudios y matricula en 1962 Medicina, su motor impulsor al igual que la docencia.

Fundadora del Proyecto de Cultura Comunitaria de la Uneac en el Hospital Calixto García, relacionista pública de Todo Mezclado, perteneciente a la empresa Escenarte y creadora de la galería de arte José Vidal en la biblioteca de este centro médico, dan fe de su labor como promotora. Pero sin dudas, su mayor logro es el Premio Mariposa, condición otorgada no solo a artistas, sino a cualquier profesional con una trayectoria reconocida.

Miguel Barnet, en el documental, la definió como la primera dama de la Uneac debido al cariño, el respeto y la admiración que se ha ganado en esta organización y en todos los sitios donde presta, ya sea desde la cultura o su profesión, cualquier servicio.

Abel Prieto hizo referencia a la combinación curiosa entre su especialidad y su vocación cultural, lo cual la hace especial. “Hicimos gran amistad, uno de mis privilegios, la considero como una hermana”.

“Alguien me dijo alguna vez que era una arista frustrada; para nada, todo lo que se empeña en hacer lo logra, tiene ese don”, declaró Alberto Luberta.

Por otra parte es meritorio destacar la realización y producción en cuanto a diseño, fotografía y música del documental, el cual recrea con excelente factura momentos y hechos claves del siglo pasado: la lucha contra Batista, el accionar de los jóvenes, así como costumbres, modas y tradiciones; representa un retrato de parte de nuestra historia.

“La verdad que todo lo que quise hacer lo logré: reír, amar, llorar y volver a reír, pero eso sí, a mí manera”, es el mensaje final de Mónica, quien ha sabido desdoblarse y llevar como bandera dos de sus pasiones principales: la cultura y la medicina.

Al estreno del documental asistieron Abel Prieto Jiménez, ministro de Cultura; Miguel Barnet, presidente de la Uneac; el Premio Nacional de Cine, Raúl Rodríguez Cabrera; Ángel Hechevarría, vicedirector del Hospital Docente Calixto García; la reconocida pintora Zaida del Río, los Premios Nacionales de Literatura Nancy Morejón y Eduardo Heras León, entre otras personalidades de la cultura y la medicina del país.

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