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El compositor Enrique Alberto Bonne Castillo, nacido en San Luis hace más de 90 años, ha sido reconocido este martes con el Premio Nacional de Música 2016, en atención a su extraordinario aporte a la música popular bailable, a la manera de un auténtico cronista.
En más de 70 años de carrera, Bonne ha reflejado la vida del santiaguero, del cubano, es uno de los músicos que en su obra ilustra la nación, un hombre cuyas ideas sintetizan la idiosincrasia nuestra —aseguró el maestro Juan Piñera, uno de los miembros del jurado que estuvo presidido por la directora coral Digna Guerra e integrado además por otros Premios Nacionales de Música: Guido López Gavilán, Beatriz Márquez y Adalberto Álvarez.
La modestia de Bonne es proverbial. Reseña la agencia Prensa Latina que cuando se enteró de la noticia lo primero que dijo fue que había muchísimas personas que merecían ese premio tanto como él.
Pero su obra lo sustenta: tiene en su aval cientos de temas, de disímiles géneros: danzones, boleros, guarachas, sones, canciones, sambas, congas, chachachás, merengues, montunos… muchos de ellos marcados por la gracia y el ingenio.
Suyos son títulos de gran arraigo: A cualquiera se le muere un tío, Pepe cabecita, Dame la mano y caminemos, Usted volverá a pasar…
Como músico, ha colaborado con Pacho Alonso, la orquesta Aragón, Rosita Fornés, Elena Burke y su propio hijo: Ángel Bonne.
Enrique Bonne reside desde hace años en la ciudad de Santiago de Cuba.
El Premio Nacional de Música es el más importante galardón que se otorga cada año a compositores, cantantes, profesores o instrumentistas cubanos por la obra de toda la vida.
