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Carta de presentación de un escritor original

Muy buena acogida tuvo en Cienfuegos, en la edición en esa ciudad de la Feria Internacional del Libro, el volumen titulado Antología Poética El laberinto ante mí, del pintor y poeta cubano Jesús Lara Sotelo (La Habana, 1972), de la Editorial Colección Sur Editores. Allí arribó precedido de notable éxito de crítica y de público durante las jornadas habaneras del encuentro.

El poemario consta de 280 páginas y comprende creaciones recogidas en 14 de los libros escritos entre 1991 y el 2016 por el también grabador, ceramista, fotógrafo, videasta, compositor musical y narrador. Entre esos textos se incluyen algunos de su primer libro (1991) ¿Quién eres tú, God de Magod? hasta otros del cuaderno de prosas poéticas Los Ultimátum (2016). Además contiene fragmentos de sus dos publicaciones de aforismos: Mitología del extremo (2009), y El escarabajo de Namibia (2013).

Una característica que llama la atención es que la edición está ilustrada con dibujos inéditos del artista, pertenecientes a las series La última corrida, Ninfomanía y Lamento porteño.

Francisco López Sacha destacó los valores literarios de la novela de Lara Sotelo.

 

“El laberinto ante mí no conduce al final a un minotauro, sino a la equivalencia entre la imagen y la vida, entre la realidad y la ficción, entre la poética de la palabra y el universo que ella expresa”, apunta López Sacha en el enjundioso y amplio prólogo a la presente edición. Asimismo afirma de manera contundente que algunos de los trabajos aparecidos en este poemario “pueden calificar entre lo mejor de comienzos de siglo en el universo literario cubano”.

El igualmente acreditado bardo y profesor Roberto Manzano ha dicho que Lara Sotelo “ha sedimentado muchas destrezas en silencio. Sus composiciones, fraseadas más que versadas, se sustentan sobre asociaciones imaginales, en las que exhibe sus aciertos más notables”.

En el 2017 el joven autor —ganador de Mención en la última edición del Premio de Poesía Julián del Casal por el libro Paradoja— celebra los 26 años de carrera artística en las artes plásticas, etapa durante la cual también produjo una vasta obra literaria, aún inédita.

“Cabría resaltar, desde ahora, que Lara Sotelo, como César Vallejo, está llorando al ser que vive, y que todos sus desplantes metafóricos funcionan, a mi entender, como mecanismos de defensa de una frágil y delicadísima sensibilidad que se manifiesta, sobre todo, en los numerosos poemas eróticos que ocultan la imperfección de la vida en pareja lejos de los marcos de la sexualidad”, subraya Marilyn Bobes en el prólogo. Y el reconocido ensayista y escritor Virgilio López Lemus alega por su parte:

“Y ese es el quid de El laberinto ante mí, la grave sensorialidad que presiden sus textos, una observación sensual que pasa por el intelecto, que prefigura reflexión, diálogo con las cosas y las gentes, por lo que al poeta le convienen todos los temas, desde los eróticos, enmarañados incluso y hasta apetecibles para un coloquio con Freud, hasta la mirada pictórica del universo en torno, los sonidos que se desgranan como música alrededor de ser, palpar con el júbilo y la fuga de que gustaba Emilio Ballagas…”

Cira Romero durante la presentación del libro.

 

Para Cira Romero el volumen enuncia la presencia de “una voz propia”, que considera de suma importancia en el ejercicio del arte poético. En ese sentido se pregunta: “¿Qué pone en juego Lara en sus composiciones? ¿Qué elementos dispara para mantener una difícil interacción entre hombre y naturaleza, hombre y entorno citadino, hombre y cordura? Creo que todo se responde con una sola palabra, o mejor con dos: arte y amor”.

El distinguido vate Jesús David Curbelo ha expresado su “asombro y complacencia de haber encontrado (o de que me encontrara ella a mí) la obra poética de Jesús Lara Sotelo. (…) de hallar un poeta más que tenga conciencia no solo de la trascendencia sensorial y emotiva de la poesía, sino de sus valores intelectivos y gnoseológicos se convierte en una rareza”; en tanto que el poeta Alberto Marrero ha señalado sobre la creación literaria de Lara: “Tampoco deja de tocar contenidos tan perentorios como la angustia del hombre moderno…, nos encontramos ante un artista que parece desafiar los límites de su propia capacidad…”

Como afirma López Sacha “este libro puede ser la mejor carta de presentación de un escritor original que viene del lado de la imagen plástica y puede reseñar en su discurso la silueta de un árbol, la creación de una manada de papel, la cercanía de la amada, la irresistible tentación erótica en la Plaza de Cataluña o la frialdad poética del mármol”.

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