Cuando en Cuba se trata acerca del agua, las cifras suelen ser millonarias, tanto en metros cúbicos como en financiamiento dedicado al mantenimiento o aumento de su disponibilidad. Solo con ese destino para el presente año están aprobados 640 millones de pesos, la mayor parte dirigida a nuevas obras.
in embargo, a pesar de que el 81 % del país está afectado por la sequía meteorológica (no llueve o hay escasez continuada de las precipitaciones), los números referentes a los habitantes perjudicados parcial o totalmente por dicho fenómeno, no se corresponde, afortunadamente, con la gravedad del asunto, sobre el cual falta percepción de riesgo en la población a pesar de todo lo que se informa y está a la vista.
Hoy Santiago de Cuba es la provincia con situación más crítica en cuanto a disponibilidad de agua y allí se materializa un plan de obras emergentes, al igual que en otros territorios de la zona oriental y central; si bien este programa data de cuando la sequía del 2010-2011, cuyo cumplimiento evitó que en la actualidad, La Habana y Holguín estén en la lista de las más desfavorecidas, aunque sus fuentes de abasto también se encuentran deprimidas.
Este tema y sus aristas ocupó gran parte de los análisis en la reunión donde fueron valorados los resultados del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) en el 2016 y sus objetivos para el actual año, a partir de su objeto social que es administrar y cuidar de un elemento finito y vital como es el agua, además de ofrecer un cada vez creciente mejor servicio.
Más productividad y calidad en las labores de supresión de salideros y en general, en la rehabilitación de redes y conductoras, no dependen solo de desembolsos monetarios y equipos, también hace falta mayor organización, que pasa por la generalización del doble turno y las jornadas extendidas, así como por sistemas de pago que respalden los buenos resultados.
Los acueductos siguen entregando el agua disponible y convenida y se incrementó la limpieza de fosas, pero suman decenas las quejas de los ciudadanos y electores por problemas en ese servicio. Hay necesidades acumuladas y otras crecen.
El pasado año fueron suprimidas más de 300 mil fugas de agua en las redes, pero unas 40 mil quedan pendientes. Por nuevas inversiones y mejoras de prestación en la infraestructura de abasto y saneamiento fueron beneficiados más de un millón 412 mil personas. La colocación de hidrómetros en el sector residencial se comportó acorde con lo previsto.
Una vez más se enfatizó en medidas a corto y mediano plazo con la participación de los ministerios de la Construcción e Industrias, este último con vistas a aprovechar capacidades fabriles para la producción de tanques destinados a almacenar agua, seguir reparando equipos como carros fosas e incursionar en la fabricación de plantas desalinizadoras, entre otras tareas.
El ministerio de la Agricultura y el Grupo Azcuba tienen una alta responsabilidad en reducir sus sobreconsumos del líquido y respaldar los rendimientos con el empleo de tecnología. Está claro que el Gobierno no espera de brazos cruzados a que los pronósticos sobre el clima se cumplan y cada quien en su “frente” debe contribuir a esa prioridad en beneficio de todos.