Hacía cuatro meses que el Che se había asentado en la finca de Ñacahuasú, ubicada en la región sureste del departamento boliviano de Santa Cruz, junto con un grupo de combatientes cubanos con experiencia que habían sido casi todos compañeros suyos durante la lucha revolucionaria en Cuba. A ellos se sumaron otros de distintos países latinoamericanos, porque concebía la guerrilla como escuela de revolucionarios y veía la lucha en Bolivia no como un hecho aislado, sino como parte de un movimiento revolucionario de liberación que se extendería a otras naciones de Suramérica.
De acuerdo con las anotaciones que hizo en su Diario, la primera etapa de la guerrilla comprendió desde el día de la llegada, 7 de noviembre de 1966, hasta el 31 de enero de 1967, y en ese lapso los guerrilleros realizaron exploraciones para el reconocimiento del terreno, organizaron los campamentos, construyeron túneles y cuevas, instalaron una planta de radio, crearon un observatorio y otros puntos de observación, hicieron trincheras, comenzaron el estudio del idioma quechua y emprendieron ejercicios de defensa, entre otras tareas preparatorias.
El 1º de febrero se inició lo que el Che calificó de la etapa propiamente guerrillera, que contempló una caminata prevista para 20 días. Ya para entonces se podía hablar de un núcleo guerrillero vertebrado, dividido en vanguardia, centro y retaguardia. Los objetivos de la caminata eran dar un fuerte entrenamiento a los combatientes; examinar la posibilidad de formación de núcleos campesinos, para lo cual debían contactar con ellos y explicarles los propósitos de la guerrilla; además, conocer en detalle el terreno donde iban a operar.
En ese tiempo se produjo la primera baja antes de entrar en combate cuando el 26 de febrero, en el cruce del Río Grande, murió ahogado el boliviano de 26 años Benjamín Coronado, oriundo de Potosí, capital del departamento del mismo nombre, quien había llegado de Cuba y por sus conocimientos militares fue asignado a la vanguardia.
Días después, el 17 de marzo, el río embravecido arrastró a otro boliviano, Lorgio Vaca Marchetti, conocido en el destacamento con el nombre de Carlos, nacido en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Había sido un destacado dirigente sindical en el sector de los trabajadores del seguro social, militante de la juventud y después del Partido Comunista de Bolivia. Becado por el Gobierno revolucionario cubano, cuando vio la posibilidad de luchar por su tierra regresó a esta y se incorporó a la guerrilla. “Hasta el momento —resaltó el Che— era considerado como el mejor hombre de los bolivianos en la retaguardia, por su seriedad, disciplina y entusiasmo”.
El guerrillero boliviano Inti Peredo escribió posteriormente que durante la exploración que se prolongó más del doble de días de los previstos, el Che se había enfermado. “Sin embargo, nos estimulaba con su ejemplo. Nosotros sabíamos que iba mal, pero él continuaba sin ceder un instante, con una voluntad férrea. Incluso se enojaba cuando tratábamos de atenderlo o aliviarlo o si el cocinero trataba de darle preferencia en la comida”.
Tras las agotadoras jornadas los hombres regresaron exhaustos al campamento. Al llegar supieron que el destacamento había sido descubierto antes de tiempo, debido a la deserción de dos hombres del grupo de Moisés (Moisés Guevara Rodríguez, boliviano) y la captura de otro, de la misma nacionalidad, que fungía como mensajero. Se había producido el ataque a la finca por el ejército y comenzado vuelos de reconocimiento del enemigo sobre la zona…
Pero tales hechos no desanimaron al contingente guerrillero que decidió pasar a la ofensiva. El 23 de marzo el Che inició su anotación en el Diario con una frase: “Día de acontecimientos guerreros”. Fue la primera acción victoriosa de la guerrilla.
La emboscada guerrillera arrojó un balance de pérdidas del enemigo de 7 muertos, 14 prisioneros y 4 heridos, como escribió el Che en su Diario, y fueron ocupados por los combatientes tres morteros de 60 mm y 8 cajas de granadas correspondientes; una ametralladora calibre 30 con 500 cargas; dos ametralladoras BZ; dos pistolas ametralladoras Uzzi; 16 Máuseres y 2 mil cargas; dos equipos de radio, entre otros pertrechos. Además cayó en manos de los revolucionarios el plan de operaciones del enemigo, lo que motivó el traslado acelerado de los combatientes y la preparación de otra emboscada.
Fueron capturados un mayor y un capitán del ejército, que según escribió el Che, “hablaron como cotorras”.
El día 25 el Che reunió a los combatientes para analizar lo acontecido hasta el momento, elogió a los que lo habían merecido por su actitud y criticó a otros, precisó detalles y le dio al grupo el nombre de Ejército de Liberación Nacional de Bolivia.