Tokio.- A la conferencia de prensa de este martes Carlos Martí llegó vestido con abrigo rojo y gorra acuñada con la C de Cuba en el medio. Tal y como lo exige el protocolo, diez minutos después de finalizado el partido y sin jugadores acompañantes, el mentor del equipo perdedor se somete a las preguntas de colegas japoneses y otras nacionalidades.
Sus muchachos cayeron contra Japón 5-8, pero aún les queda una posibilidad contra Holanda en menos de 24 horas. El sistema del IV Clásico Mundial permite tener esperanzas hasta el final y el flemático director cubano no las ha perdido, a pesar de que un triunfo importante se le escapó entre las manos hoy.
“Japón es un equipo muy compacto. Defensa muy buena, pitcheo excelente y en estos momentos tiene grandes bateadores capaces de conectar batazos de gran alcance. Es uno de los mejores conjuntos del Clásico”, comenzó diciendo el timonel antillano, con 46 años de experiencia en estos trajines.
“Todavía tenemos posibilidades matemáticas de avanzar a la semifinal porque si le ganamos a Holanda mañana pudiera haber un juego de desempate, de caer también Israel con Japón”, explicó Martí, quien adelantó que Lázaro Blanco será el abridor, con Vladimir García como primer relevista.
Sobre los cambios hechos en la alineación para este partido valoró: “Funcionaron desde el punto de vista ofensivo. Se bateó con bastante fortaleza y mañana mantendremos esa misma alineación.
A pesar de la derrota, el ánimo del grupo no ha decaído y saldremos por el triunfo y por sacarnos la espina de hace cuatro años con Holanda”, dijo.
Tras responder dos o tres interrogantes más, relacionadas con sus posibles consejos al equipo nipón de cara a la siguiente fase y la impresión dejada por la afición local, el director cubano accedió gustoso a un aparte con la prensa antillana.
“Ustedes vieron el juego como yo. Este es un equipo que quizás no tenga tantas figuras de renombre, pero pelea. Asi se ha pasado todo el torneo. Estamos conscientes de que mañana hay que ganar obligado para acceder a la fórmula de un juego extra con Holanda, de acuerdo a lo que dice el reglamento.
“Consideramos que se puede lograr. Hoy se cambiaron algunos peloteros y perdimos por cosas que están en el béisbol: un error que costó tres carreras con el juego empatado. Claro que duelen las derrotas, pero estamos agradecidos de la entrega de los peloteros”, reconoció Martí.
Sobre el tan llevado tema de las carreras con dos out y la presión vista en algunos lanzadores de relevo argumentó: “Con dos outs los pitcheres permiten que se les embasen muchos corredores y por ahí nos han hecho muchas carreras durante todo el torneo.
“Le achaco eso a la presión de debutar a este nivel. La mayoría son lanzadores jóvenes. Y hay algo claro: aquí no se viene a perfeccionar nada, aquí hay que venir con las cosas bien aprendidas. El pitcheo nuestro tiene que trabajar por mejorar su control. Estos equipos asiáticos no le tiran a la bola mala”, comentó con familiaridad y análisis el granmense.
“Hoy le dijimos antes de salir a jugar que pensáramos en el partido anterior contra ellos, en la primera ronda, donde pudimos batearle bien. Despaigne, Kindelán y varios entrenadores le señalaron los errores cometidos para batear mejor.
“Mañana vamos a salir con más combatividad porque Holanda tiene buenos peloteros y no es fácil. Lo que tenemos es que preparar a la gente para ese momento, porque mientras nos quede una carta nos las vamos a jugar”, precisó.
Pude apreciar entonces que respiraba con más alivio, aunque sus ojos seguían apresados en el análisis y hasta cierto desconcierto por la definición final del encuentro. “Tuvimos la victoria ahí, casi en nuestros bolsillos, pero no llegamos y cuando eso sucede queda reconocer que el contrario jugó mejor. Todo lo demás pudieran sonar justificaciones”, concluyó.
Bajo esa determinación, la última carta de Martí sigue en pie. Y con ella, la esperanza de todos los amantes, realistas y soñadores, del béisbol cubano.