En medio de madrugadas y noches cubanas, nuestra selección de béisbol le regaló al pueblo el pase a la segunda ronda del IV Clásico Mundial (alcanzado por un jonrón de Alfredo Despaigne que engrosa ya la lista de inolvidables) y la ilusión todavía de luchar por un puesto a la semifinal, algo que solo conseguirían de doblegar a Japón y Holanda en sus próximas salidas.
Cuatro partidos de un torneo corto han demostrado lo que muchos vaticinamos y era imposible de subsanar con una gira asiática. El pitcheo de relevo no sería profundo, la juventud del equipo tendría que secundar a dos experimentados como Frederich Cepeda y Despaigne, mientras eran pocas las variantes de emergentes efectivos en caso de un bajo rendimiento de los titulares.
Es cierto que se le peleó fuerte a Japón y se logró batearle a un staff históricamente dominante, sin embargo, producir carreras no puede depender de un solo hombre o de un swing. Con China era previsible aprobar el examen, mientras los australianos tendrán clavados para siempre en su memoria el nombre del cuarto bate cubano, sin dudas, el más internacional, preparado y mediático de nuestros jugadores hoy.
Roel Santos, Alexander Ayala y Yurisbel Gracial han sido productivos a la hora de embasarse, al igual que Cepeda (siete boletos y sigue aumentado su liderato histórico), pero Benítez sigue sumido en un slump sin bancoterapia, al tiempo que Saavedra y Céspedes resuelven a la defensa sin sobresalir con el madero como se esperaba de ellos.
La película israelita de este domingo debe contarse con justicia. En realidad perdimos 4-1 ante una escuadra estadounidense B o C, con peloteros en el beisbol profesional de ese país en todos los niveles, pues nadie nacido en ese país del Medio Oriente milita ya en esa formación, a la cual siempre se le subestimó desde el inicio y hoy está abocada a un desempeño brillante en el torneo.
Más allá de discrepar con Carlos Martí sobre ciertas tácticas, a ratos conservadoras, a ratos propias de un certamen corto, lo cierto es que dentro de las ilusiones que sus muchachos nos han hecho ver está la entrega hasta el final de sus posibilidades. A su lado van las realidades mayores: este es el béisbol que tenemos y ahí están sobre el terreno los errores e insuficiencias de nuestras campañas. Cuánto quisiera equivocarme en el futuro, pero este equipo ya cumplió y pedirle peras es la única manera de no conocer el olmo de donde sale.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.