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Industrias Locales…Varias caras en su interior

Nélida Pérez Guzmán espera con ansias que reabran la antigua Fábrica de Guayaberas, centro que apenas ha trabajado, desde hace varios años, por escasez de materia prima. Ella aún mantiene sus esperanzas, desde su plaza en el Taller de Discapacitados, mientras antiguas compañeras abandonaron la espera.

Trabajadores de la UBP de Los Palacios, pertenecientes al Taller de Discapacitados. Foto: Eduardo González Martínez

 

Ambos centros pertenecen a la Unidad Básica de Producción (UBP) del municipio Los Palacios, una de las 11 que la Empresa de Industrias Locales Varias (ILV) posee en Pinar del Río. En ciertos lugares, estas entidades funcionan correctamente y son fuente de empleo importante; en otros podrían serlo, de solucionarse las dificultades que golpean a este gigante que agrupa, a pesar de fluctuaciones, cifras superiores a los 1000 integrantes.

“Uno de los problemas principales de la ILV es la selección de quienes son directores, algunos de los cuales no poseen los conocimientos requeridos para el cargo. Además, no siempre cuentan con abastecimiento seguro para garantizar un flujo productivo, de ahí que ocurran interrupciones y fluctuación de la fuerza laboral”, explica Amarilis Vena Gómez, secretaria en funciones del buró provincial del Sindicato de Industrias.

El 2016 estuvo signado por inconvenientes similares y el incumplimiento de algunos indicadores en la Empresa, como el plan, el cual se alcanzó solo al 80 por ciento.

“Tuvimos déficit de materias primas y también existen problemas subjetivos de algunos cuadros en ciertas UBP. Ellos deciden el desarrollo, porque por su iniciativa pueden lograr cosas endógenas, pero siempre tenemos que recibir abastecimientos del país, como la puntilla. Por la falta de esta, en 2016 apenas producimos parles, surtido que brinda solvencia económica en Cuc para adquirir otros materiales importantes. En 2017 solo se entregó y se priorizó la necesaria para la producción de sarcófagos. Necesitamos las puntillas porque, además, tenemos varias carpinterías, algunas de las cuales podrían generar, anualmente, más de un millón de pesos.

“También podemos tener producciones que abarquen 500 metros cúbicos de madera clase A, la cual se entrega por balance. Para 2017, por lo que está previsto en el plan, solo nos entregarán 20 metros”, explica José Agustín Amor Rivero, director de la Empresa.

Piezas claves en la base

En la foto el punto de venta de Consolación del Sur, en el cual se observan productos de la UBP del municipio una de las de mejor funcionamiento de la provincia. Foto: Eduardo González Martínez

 

Junto a Guane y Sandino, Consolación del Sur fue uno de los municipios cumplidores. El salario promedio fue de 936 pesos, apoyados en variedad de productos, desde jabas de nailon hasta ventanas metálicas. Para Osvaldo Baro Malagón, director de la UBP, garantizar el suministro es clave para mantener funcionando centros priorizados como el Taller de Discapacitados.

“Las materias primas salen de nuestra gestión propia y la provincia solo garantiza lo que se adquiere en divisa. Tenemos contratos con diferentes organismos en La Habana y buscamos dónde cuesta menos. También aprovechamos al máximo, para así disminuir el costo de la materia prima”, afirma.

En Los Palacios, la situación fue distinta y el salario promedio de 459 pesos. Allí concentran su esperanza en la reanimación de la Fábrica de Guayaberas, demorada inexplicablemente hace varios años, pese a su capacidad para la obtención de distintos surtidos.

“No se pudo cumplir el plan, porque casi 50 por ciento corresponde a la Fábrica de Guayaberas y no hay materia prima. Probablemente, comencemos a trabajar para el mes de marzo, por un convenio para producir uniformes pare el proyecto del Mariel”, explica Germán Escandell Mena, director de la UBP.

Isis Deyanira García, jefa de Recursos Humanos y secretaria de la sección sindical, dice que las afectaciones han inducido también la fluctuación laboral en el Combinado Artesanal, otro centro fuerte.

“El comercial nuestro se encarga hasta donde puede y por eso el taller de discapacitados funciona. Pero otras gestión no depende de nosotros, como el caso de la Fábrica de Guayaberas, que se compra en divisa, principalmente”, añade.

En la foto Iris Dany Gato, muestra producciones del Taller de Discapacitados de Consolación del Sur. Foto: Eduardo González Martínez

 

En Los Palacios y Consolación, argumentan la necesidad de poseer financiamiento propio, en una cuenta a nivel de municipio y no centralizada en la Empresa. Las demoras para acceder a este influyeron en dificultades con el cumplimiento de los pagos a la Onat. Baro Malagón reafirma los problemas ocasionados por la centralización de la cuenta, porque obstaculiza la compra de materias primas en el tiempo pertinente y puede perderse la misma.

Al respecto, Amor Rivero explica que todo depende de la liquidez financiera de cada UBP, su capacidad para cobrar las producciones, así como lograr que se reduzca el periodo de duración para el cobro de los contratos. No obstante, “queremos lograr que tengan sus propios ingresos a partir de sus propias ventas, y lograr estabilidad en las unidades básicas”, afirmó.

Cuentas adentro

El salario promedio de las ILV, en 2016, fue de 647 pesos. Pero bajo las cifras se observa un desequilibrio que beneficia a un menor número del personal. Los llamados “trabajadores a domicilio” abarcaron el 60,2 por ciento de la producción total, y tuvieron la mayor incidencia en el aumento salarial. Estos se destacan en la obtención de marmolina y materiales de la construcción.

“Son surtidos que brindan altos valores con un pequeño grupo de trabajadores a quienes se aplica una tasa incrementada, un poco más holgada en comparación con los integrantes de los talleres, si bien estos han vivido también una mejora con la aplicación de la Resolución 6”, alega Belkys Galiano Cabrera, especialista B en gestión de recursos humanos en la ILV.

Durante 2016, en la parte de talleres y oficinas hubo unos 663 trabajadores como promedio, y devengaron salario medio de 487 pesos. Mientras, los ubicados a domicilio oscilaron alrededor de 70 y sus ingresos fueron superiores, con una media de 2155 pesos.

Por un 2017, ¿diferente?

Para el año en curso el plan fue aumentado, según Amor Rivero, en un dos por ciento. Ante obstáculos similares, intentarán aplicar estrategias distintas. Apuntó que se extienden las labores con plástico y que, de permitirse, ILV posee la capacidad de fabricar en Pinar, toda la carpintería metálica de la provincia.

“Nos nutrimos de lo que llamaríamos los desechos de las grandes industrias, pero esto se limitado porque ya aprovechan más lo que queda. Por lo tanto, debemos desarrollarnos más hacia el interior, con los recursos naturales de cada territorio”.

En esto coincide Vena Gómez, quien apunta hacia el rescate de líneas de producción con los materiales de cada terruño, como guaniquiqui, pomarrosa, yagua, entre otros. Pero mientras se gestionan soluciones que en ocasiones demoran más de lo pertinente, del sindicato apuntan a otros aspectos centrales.

“A veces las personas usan las ILV para aprender oficios y después se van, y perdemos la fuerza calificada, por desmotivación. Muchos de los artesanos que están por ahí, fueron nuestros alguna vez. Hablamos de territorios que necesitan reanimar sus talleres y dar empleo a decenas de trabajadores. Nuestros cuadros tienen que ser previsores y buscar soluciones para salir adelante”, concluye.

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