A continuar superándose y aportar a la economía instó en las comunidades visitadas Teresa Amarelles Boué, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, miembro del Buró Político y del Consejo de Estado, en las cuales constató el buen hacer de la estructura tanto en lo interno como en sus proyecciones.
La intrincada localidad de Tranqueras, del municipio Cauto Cristo, fue uno de los sitios donde se demostró la valía que tiene hoy la mujer así como la veracidad de las acciones que le permiten al territorio ostentar un lugar cimero en la provincia, con un 94.5 por ciento de integración.
Según refirieron las federadas allí, la materialización de un proyecto para la equidad de género fue el señuelo que las reactivó y comprometió al desempeño de diversas labores productivas que les otorgan independencia económica. De igual manera contribuyó a la formación de programas culturales, la capacitación sobre temas afines, el consenso en las familias para las labores domésticas y, por ende, a elevar la autoestima.
Por su parte Amarelles Boué, durante un intercambio improvisado y provechoso, dijo que por tales razones, y otras, les correspondía defender el proceso social y revolucionario: “que es la única obra de justicia para las mujeres que ha conocido la humanidad”, aseguró.
Explicó de igual modo el valor del actual proceso político Somos la Revolución, en alusión a una sentencia de Fidel acerca del lugar alcanzado por las cubanas luego del triunfo revolucionario, y que tiene el propósito de reanimar el funcionamiento en las comunidades en cuanto a la incorporación al empleo, el estudio y el cumplimiento de las tareas de la organización.
La dirigente estuvo también en el consejo popular Santa Rita, en Jiguaní, donde apreció el quehacer de las artesanas y recibió pormenores de la importancia de esas manualidades desde el punto de vista cultural y económico.
Otros sitios que formaron parte del recorrido por la provincia de Granma fueron la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia, de Bayamo, con excelentes resultados a nivel nacional, los hogares de los peloteros que se encuentran en el clásico de béisbol además de los bloques de federadas más destacados en el funcionamiento.