Tokio.- Carlos Martí es de esos hombres que guardan por dentro un enorme volcán aunque su rostro siempre tenga una calma eterna para motivar a los jugadores en el momento exacto, explicar por qué hizo tal o más cual jugada o simplemente, para responder a la prensa. Así ha sucedido en la Serie Nacional, en la Serie del Caribe y ahora en el IV Clásico Mundial.
Se equivoca como todos, ¿qué mánager de béisbol es perfecto?, pero no se defiende con ataques a los reporteros que lo cuestionan o discrepan. Sus 46 años de experiencia en esta labor lo ubican no como un sabio, sino como uno de los más consagrados y estudiosos del béisbol nacional, aunque las oportunidades para dirigir selecciones principales hayan sido menos que las merecidas.
Tras la derrota contra Japón fue claro: “no queda otra opción, ganar y ganar”, al tiempo que admitió luego a la prensa cubana que pudo haberse equivocado a la hora de traer un relevista u otro, porque nadie mejor que él quería ganar ese juego. “En la pelota nadie entrega nada, solo que sabíamos que nuestras verdaderas posibilidades y el juego clave, aunque le ganáramos a Japón, es contra Australia”.
Este miércoles, una vez conseguida la victoria esperada contra China, el mánager cumplió con rigor la conferencia de prensa y luego dio bajito, en una complicidad de amigos y cubanos, varias lecciones sobre el evento y la actuación de sus muchachos, con ideas que se extendieron a la base de nuestro béisbol, en la que cual hay mucho que enseñar y hacer todavía.
Confesó lo que le habló al equipo tras terminar el primer tercio de juego y ver la pizarra sin carreras ante un rival muy inferior en calidad al nuestro. “Veíamos que no se estaban haciendo cosas que desde el punto de visa táctico hacían falta. El pitcheo era de menos velocidad que el día anterior, por tanto había que adaptarse rápido a esa situación evidente.
“Les dije que estábamos acomodándonos a las características del contrario y eso no era bueno. Los sentía demasiados relajados y los motivé, les hablé “en buen cubano” (risas) y dije finalmente: no podemos seguir con ese ritmo de juego. Y funcionó”, añadió.
El tema de las virtudes y debilidades de la escuadra que dirige en este evento lo animó a seguir reflexionando. “Tenemos muchas virtudes, pero hay que saberlas aprovechar. Por ejemplo, no tenemos grandes bateadores de fuerza (Despaigne, Cepeda y otros dos que pueden salir de emergentes, pero no muchos), sin embargo, es un equipo rápido, de tacto, que puede trabajar la velocidad en función de la ofensiva y esa es la que siempre queremos emplear, porque a batazos, como era antes, no se gana ya en este béisbol”.
“Además, se está bateando y con fortaleza. Hemos dado 25 hits en dos partidos y lo más importante, observamos que le están pegando con técnica a la pelota, incluso cuando fallan”, dijo el único mentor cubano con más de mil victorias en la historia de nuestras Series Nacionales.
Atrapado oen buscar las manchas, los errores visibles en las dos primeras presentaciones de sus muchachos, no dudó en referirse al tema de los robos de base a nuestros lanzadores más que a los propios receptores.
“Sí, me preocupa la facilidad con que nos han robado las bases, pero la mayor parte de la culpa la tienen los pitchers. Frank Camilo es un buen cátcher defensivo y buen tirador a las bases, pero si no se cuida al corredor en las bases, pues le toman todo el tiempo y aunque el tiro sea preciso es quieto siempre.
“Con total transparencia hay que reconocer que a los pítchers nuestros le han salido con la pelota en la mano, pero eso es una deficiencia que hay trabajar en Cuba desde la base, no a nivel de selección nacional. No se concibe que un zurdo que tiene de frente al corredor no se dé cuenta de eso. Tenemos que seguir insistiendo en eso, porque cuesta carreras y victorias”, precisó.
Sin apuro y con un verbo que anima a escucharlos, Martí tocó entonces el próximo partido contra Australia, en el que deben llegar ambas formaciones con una victoria y una derrota, por lo que se decidirá ahí el avance a la segunda ronda, a la cual Cuba ha accedido desde la primera edición en el 2006.
“Lázaro Blanco será el abridor contra Australia y le hemos pedido lo mismo: tranquilidad y que camine lo más que pueda a partir de que solo puede tirar 65 lanzamientos. Para relevar estarán todos, excepto Baños. Lo usaremos de acuerdo a la situación de juego, pero deben estar Vladimir García, Moinello, Lahera, en fin, los mejores relevistas que tenemos.
“Es un partido muy importante, pero le vamos a decir al equipo lo mismo desde que asumimos la dirección: diviértanse, es un juego de pelota, no una guerra. No consideramos que meterle presión contribuya la victoria. Uno tiene cierta experiencia en esto y lo que mejor resultado me ha dado es la confianza, mucha confianza”, acotó con esa humildad desbordada por encima del uniforme.
El tiempo apremiaba ya para el reporte, cuando Carlos Martí nos sorprendió con una última lección. “Lo que más me ha agradado hasta hoy es que los muchachos han derrochado coraje, han jugado con deseos,a pesar de que en esencia estamos hablando de un equipo nuevo, joven, con solo dos figuras establecidas como grandes jugadores internacionales. Así no se puede pensar en otra cosa que no sea la victoria, para regalársela a nuestro pueblo, que es la razón de ser de todos nosotros”.
Carlos Martí es de esos hombres que guardan por dentro un enorme volcán, aunque su rostro siempre tenga una calma eterna.