Mi nombre es Luis Leyva Reyes, vivo en el municipio de Jesús Menéndez, en Las Tunas. Decidí escribir para dar a conocer algunas inconformidades con el otorgamiento de los estímulos por la eficiencia económica, aprobados por la Resolución 154/2016 del Ministerio de Finanzas y Precios.
Dicho cuerpo legal se propone “flexibilizar el sistema de análisis y aprobación de la estimulación económica a los trabajadores de las entidades empresariales que hayan tenido buena gestión’’. Si es así, ¿por qué después de haberse formado las riquezas por el esfuerzo de todos, se condiciona este resultado?
Además recoge que los requisitos para obtenerla son, en resumen:
1) Cumplir con los indicadores directivos aprobados en el plan (…)
2) Tener una auditoría financiera o de cualquier tipo con calificación de satisfactoria o aceptable, la cual no debe rebasar el período de 18 meses (…)
3) No tener adeudos vencidos con el fisco al cierre del período que se analiza (…)
Creo razonables, hasta cierto punto, el primero y el tercero, pues forman parte del resultado y la eficiencia económica que logran mensualmente las empresas y son analizados en las asambleas; donde el trabajador sabe, de antemano, alguna variación del plan, que lógicamente repercutiría en el saldo final al concluir la etapa.
En otras palabras, cualquier efecto negativo sería conocido con antelación y evitaría dudas.
Lo mismo ocurre con la tercera condición. No me imagino una empresa con adeudos vencidos en un año y que sus trabajadores lo conozcan cuando acabe.
En cambio, no coincido con la segunda condicionante porque es muy abarcadora. A veces, la evaluación deficiente en una auditoría depende del actuar de una persona inescrupulosa, o de algunos cuadros que no cumplen las funciones para las cuales el Estado cubano los preparó, nombró y, sin embargo, inciden en un colectivo que trabajó para salir bien.
Por lo antes expuesto pienso que es injusto y debería revisarse, pues acaba de terminar un año de muchos esfuerzos y sacrificios para sacar adelante el plan 2016.
Estoy seguro de que muchas empresas lograron excelentes resultados económicos y se encuentran motivadas, para que al final, como en mi centro —por una auditoría adversa, que en muchos casos carece de relación con el tiempo analizado—, se vean afectados después de crear la riqueza y no puedan recibir su estímulo.
Opino que la penalización debería ser para el responsable directo que provocó la calificación. Espero que mis inquietudes promuevan un debate