Por Lourdes Rey Veitía y Jorge Pérez Cruz
La planificación y los sistemas de pago son columna vertebral, piedra angular de los cambios que experimenta el modelo económico cubano en su justo afán de edificar una sociedad próspera y sostenible.
Los Lineamientos del VI Congreso del Partido refrendan la planificación como una condición intrínseca del quehacer en todos los sectores de la economía estatal; principio sostenido y enriquecido, además, en el VII foro partidista, y fundamentado en la conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo.
Pero, entre la teoría y la puesta en práctica de los principios que los sustentan hay grietas e insuficiencias que devienen obstáculos para lograr mayor coherencia y, por supuesto, mejores y más eficientes resultados productivos.
Ponerse de acuerdo…
Con esa información, a priori, un equipo de Trabajadores salió a cotejar la realidad con el diseño, y buscó en las provincias de Villa Clara y Las Tunas respuestas a dos interrogantes esenciales: ¿Son la planificación y los sistemas de pago dos elementos en pugna? y, ¿participar en el plan es un enigma?
Se consultaron especialistas, trabajadores y directivos sindicales y administrativos, quienes expusieron realidades y expectativas que, tenidas en cuenta, pueden contribuir a continuar enriqueciendo y perfeccionando estas herramientas, de cuya sabia conjunción y conducción dependerá la materialización de nuestros anhelos.
Los expertos coinciden en que una adecuada planificación presupone la participación real y el control obrero, y recuerdan que espacios para lograr los intercambios existen; y destacan que la oportunidad especial se constituye durante la primera etapa de su confección, que generalmente comienza en junio del año anterior. Esta fase a veces se descuida y falta información, por lo que se ve disminuido el protagonismo de la clase trabajadora.
En estos meses de febrero y marzo, cuando tiene lugar la presentación del plan y el presupuesto, ya están adoptadas las decisiones y de lo que se trata, ahora, no es de valorar qué se va a hacer, sino cómo.
Los obstáculos…
Para Arcelio López Torres, subdirector provincial de Organización del Trabajo y los Salarios en Las Tunas, “todavía falta mejor preparación de los dirigentes administrativos para hacer la presentación de los planes a los colectivos laborales, muchos están cargados de tecnicismos que no ayudan a su cabal comprensión”.
Los planteamientos más recurrentes se centran en la inconformidad con los aseguramientos, con los medios de trabajo y piezas de repuesto, los insuficientes mantenimientos a equipos e inmuebles, la mala calidad de los medios de protección y otras incoherencias.
Estas problemáticas influyen en el estímulo, que es garantía para consumar las metas, en los rendimientos; y ocasionan desencuentros entre el proyecto y los beneficios esperados del sistema de pago, sin causas atribuibles a los colectivos laborales.
Así lo experimentaron, también, en el territorio del centro los de ferrocarriles y la tenería Caibarién, por solo mencionar dos casos, y se refleja, además, en el éxodo de trabajadores de varias entidades, según puntualizó Nancy Comas, miembro del Secretariado de la CTC en Villa Clara.
Otros problemas…
En ese mismo sentido, Ernesto Guevara López, miembro del Secretariado de la CTC en Las Tunas, retoma causas objetivas que inciden en la planificación, “como consecuencia de las limitaciones financieras del país son comunes las restricciones a las cifras previstas, las cuales a lo largo del año son objeto de reajustes y recortes; entonces, los aseguramientos están lejos de las primeras versiones del plan”.
Ambos dirigentes sindicales remarcan que esa situación impacta en los ingresos de los trabajadores, y refieren los daños ocasionados a los ingresos en los sectores del Transporte, la Industria Alimentaria y la Cárnica, principalmente en las UEB de Puerto Padre y Colombia, en la provincia oriental; mientras, en Villa Clara entre los más dañados están los sectores agropecuario, industria y salud.
Algunas entidades de subordinación nacional son víctimas de un marcado verticalismo en la concepción del plan e incluso hay casos que desestiman las observaciones de los colectivos laborales, que a la larga terminan casi siempre teniendo la razón.
Esas malas prácticas afectaron el pasado calendario en Villa Clara, por ejemplo, a los trabajadores de la Empresa de Instalaciones Fijas, Traviesas, quienes afrontaron irregularidades sustanciales que condujeron, incluso, al abandono de la entidad de no pocos obreros.
También es evidente que la desagregación de los planes desde las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (Osde) y los Consejos de Administración en las provincias hasta las UEB y los establecimientos, muchas veces adolecen de objetividad y falta de mayor comunicación con esas estructuras de base, que es donde se materializan los planes.
“Por esa razón hay errores en el establecimiento de las prioridades, las cuales no se corresponden con las potencialidades de los territorios, sus realidades y condiciones”, sostiene Guevara López.
Es en extremo lamentable que otro asunto descuidado por falta de previsión sea la transportación de insumos y materias primas, existentes en el país, cuyo arribo a los centros se retrasa injustificadamente.
Esa falta de previsión la padecieron entidades como Divep y la fábrica de cigarros Ramiro Lavandero, ambas de la provincia central, según declaró Comas; y, en Las Tunas, principalmente la Alimentaria.
Valor Agregado Bruto: ¿verdadero o falso?
Comienza a florecer una mala tendencia que procura “ahorros” de partidas presupuestarias destinadas a mantenimientos, inversiones, adquisición de medios de protección y de otros medios imprescindibles en el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo, buscando ensanchar el Valor Agregado Bruto, para “ganar” más.
Sobre esta cuestión y sus funestas consecuencias tácticas y estratégicas porque comprometen el futuro, han llamado la atención Carmen Rosa López, segunda secretaria de la CTC, y otros dirigentes sindicales.
Igualmente se detectaron casos en que, a partir de las restricciones de portadores energéticos, establecidas en el segundo semestre del 2016, sumaron esos “ahorros” a este indicador formador, a pesar de las advertencias de las Osde y de otras instancias de dirección.
Otra práctica perniciosa es la de poner compromisos productivos por debajo de las potencialidades de determinadas entidades; entonces los planes son sobrecumplidos con cifras exorbitantes, sin que la economía o la población, según sea el caso, vean los frutos.
Arcelio López Torres aduce que algunas direcciones administrativas hacen interpretaciones erróneas del artículo VII de la Resolución 6; y, en no pocos casos, hay entidades en las que no se aprecia coherencia entre el valor de las ventas netas y el fondo de salario. En esos casos hubo pagos sin respaldo productivo, pues no deterioraron su indicador límite por gasto de salario; “pero eso es una barbaridad”, sostiene.
¿Se puede hacer bien?
Claro que sí. Así lo constataron las indagaciones. Sale bien en las entidades en que marchan unidas las direcciones administrativas y sindicales, como sugirió reiteradamente el inolvidable Comandante Ernesto Che Guevara cuando definió el papel de ambas estructuras en la edificación de la nueva sociedad.
Esa realidad la encontró este equipo en muchos de los centros visitados, donde no se violan los principios teóricos que sustentan, tanto a la planificación como a los sistemas de pago, se escuchan los criterios de los trabajadores y sus vivencias enriquecen los planes.
Entre las entidades encontramos que así enrumban su quehacer la Fábrica de Antenas y la Ecoing 25, de Villa Clara; la UEB Muebles Ludema y la Empresa Láctea, en Las Tunas.
Porque la planificación y los sistemas de pago entran en pugna donde se irrespetan esos derroteros, falta la comunicación, se resquebrajan principios éticos y la desidia se impone.