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SC 2017: Alazanes heridos en semifinal ante Mexicalli

Águilas de Mexicalli vencieron a los Alazanes de Granma por la mínima 1-0 en semifinales. Foto: Ricardo López Hevia
Águilas de Mexicalli vencieron a los Alazanes de Granma por la mínima 1-0 en semifinales. Foto: Ricardo López Hevia

 

Culiacán. — El ponche de Alexander Ayala decretó la herida mortal para el equipo Alazanes de Granma en la semifinal de la 59 Serie del Caribe de Béisbol, al caer por la mínima 1-0 ante las Águilas de Mexicalli, en un estadio Tomateros que estalló en canciones, fuegos artificiales y felicidad, pero tuvo tiempo y ganas de aplaudir la actuación del conjunto cubano.

En dos horas y media, el encuentro cumplió con todos los ingredientes para una ronda decisiva como esta: un duelo de lanzadores de alto nivel: Lázaro Blanco- Miguel Peña, una sola entrada válida para la victoria, y una tensión creciente en ambos cuerpos de dirección, quienes asumieron con satisfacción el espectáculo brindado este 6 de febrero.

El mentor Carlos Martí apostó por una alineación totalmente derecha para enfrentar al siniestro mexicano y aunque el arranque parecía pura ofensiva con infield hit de Victor Victor Mesa (sorprendido segundos después por viraje del lanzador), boleto a Yunior Paumier y doble de Ayala, las amenazas terminaron con ese último batazo.

En lo adelante, el brazo de Peña hasta el quinto inning, el relevo de Héctor Daniel Rodríguez tres capítulos más y el cierre de Jake Sánchez no permitieron más corredores embasados e hilvanaron 24 retirados por su orden, un silenciador ofensivo jamás visto en esta lid por parte del equipo granmense.

Un poco regado en las primeras entradas, pero capaz de auto relevarse con acierto, Lázaro Blanco resultó un digno rival, que dio un escón de ponches de leyenda en el segundo episodio, pero se complicó en el quinto, con boleto a Mustelier, error del antesalista Yunior Paumier y cañonazo al medio de Agustín Murillo.

Con esa anotación se decidió el destino en la justa de un conjunto que ganó simpatías aquí y en Cuba, venció tres veces en la clasificatoria y solo cayó contra las Águilas de Zulia, rubricó la mejor faena en victorias y derrotas desde nuestro retorno a estas lides (3V-2D por 3V-3D de los Vegueros de Pinar en el 2015, cuando fueron monarcas), a pesar de que regresa a casa con un cuarto puesto por veleidades del sistema de competencia.

Sin embargo, y con la espina de la derrota a flor de piel, un aplauso primero del público del estadio y otro inesperado de colegas foráneos en la conferencia de prensa despidieron a los Alazanes de Granma de esta ciudad, de la que salieron de nuevo muchas enseñanzas, algunas de ellas necesarias de asumir de cara al Iv Clásico Mundial en solo unas semanas.

Semifinal Cuba-México en la Serie del Caribe. Foto: Ricardo Lópex Hevia

 

Moralejas del partido

– El cambio de alineación sin dejar al menos un zurdo (Roel Santos le ha bateado a más de un siniestro en eventos nacionales e internacionales) puede ser demasiado polémico por el conservadurismo que entraña, pero no es achacable directamente a la derrota.

– La mejor y única oportunidad de Cuba estuvo en la primera entrada, en la que fue sorprendido Víctor Victor Mesa en una aparente jugada de corrido y bateo. Son errores mentales que están dentro del juego y atribuirle toda la culpa del revés tampoco es justo, cuando lo trascendental de la derrota fue que no se bateó más, que nadie pudo adivinar los envíos de los tres lanzadores mexicanos

– Los axiomas beisboleros se cumplen casi siempre. Detrás del error viene el hit: pifia de Paumier- cañonazo remolcador de Murillo; y ningún juego se parece al otro: 24 horas antes habíamos podido ganarle a Mexicalli con 11 imparables, pero en el decisivo solo pegamos dos y nos vimos más desesperados que nunca en el cajón de bateo.

– Quizás pudo haberse movido el banco un poco antes cuando se apreciaba el dominio total de los serpentineros rivales. Por ejemplo, Osvaldo Vázquez por Laza en busca de un batazo. ¿Faltaron jugadores emergentes, al estilo Cepeda en esta formación? Parece que sí, por mucho que se trate ahora de no hacer la autopsia.

– Lázaro Blanco se ratificó como el mejor lanzador de Cuba en estos momentos. Le llegó a pedir una carrera a sus compañeros para ganar y aunque tuvo un adversario en noche de lujo, su trabajo, sin esa velocidad sostenida de 90 millas, hay que calificarlo una y otra vez como lo mejor que se podía aspirar en un enfrentamiento como este.

– Hay que trabajar más en la concentración y selección de la zona de bateo con nuestros peloteros, a quienes vimos en más de un 50 por ciento atacar el primer envío del serpentinero. No todos pueden ser Despaigne que con un swing puede cambiar la decoración de un partido y puede permitirse ese lujo.

– Los Alazanes de Granma han dado la mejor impresión de un equipo cubano desde el 2014. Segundos en pitcheo con 1.67 pcl; ningún bateador contrario les pudo pegar cuadrangular; líder en dobles conectados (8) y segundo en jonrones (4); primeros en defensa y terceros en promedio ofensivo (251 average). Por supuesto, de nada valen las estadísticas sin el premio mayor, pero cuentan en cualquier análisis.

– La entrega y disciplina de los jugadores, la calidad exhibida de acuerdo a su techo de potencialidades, la humildad y sencillez ante el público y la prensa; así como la vergüenza por la derrota fueron expresiones visibles para todos y que no dan lugares en tabla de posiciones, pero son necesarias decirlas.

– Hace poco un director de muchos años recordaba que en el béisbol todo se podía arruinar en un segundo. Y eso le ocurrió a Carlos Martí, a sus muchachos, a Granma y a Cuba que lo seguía. La derrota duele, pero quizás esta duela menos porque el desempeño de los campeones de la 56 Serie Nacional se acercó al nivel que podíamos aspirar de ellos.

Aguilas de Mexicali y los Criollos de Caguas discutirá el título de la Serie del Caribe este martes, pero ambos mentores, al preguntarle por Cuba respondieron: “trajeron un trabuco para ganar, pero en el béisbol no siempre dos más dos es cuatro”.

 

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