Por Hugo Pons, Doctor en Ciencias Económicas
La salud es indispensable para la existencia del ser humano, cuya preservación está condicionada por múltiples factores. Su calidad influye en su supervivencia. El costo resume en términos monetarios el resultado de la utilización de los recursos humanos, materiales y financieros en el desarrollo de la producción de un bien o servicio. Este último se integra en la forma precio, al constituir parte del desembolso para adquirir el bien o servicio.
Sin embargo, esta trilogía adopta una característica peculiar cuando básicamente el servicio de salud no se sufraga directamente, sino se recibe desde los fondos sociales, que integra el presupuesto público. El artículo No. 50 de la Constitución de la República de Cuba expresa: “Todos (los ciudadanos) tienen derecho a que se atienda y proteja su salud. El Estado garantiza este derecho”. Esto impone un análisis diferencial del comportamiento de los elementos antes mencionados.
La preservación de la salud se constituye en uno de los objetivos fundamentales de la sociedad cubana, para ello resulta significativo el monto de los recursos destinados, desde la atención primaria hasta la especializada, así como el desarrollo de programas que contribuyen al fin señalado. El carácter gratuito de este proceso incluye atención especializada para una amplia gama de patologías.(1)
Otras necesidades, de carácter ambulatorio, reciben el beneficio del subsidio estatal.
No obstante lo anterior, el paciente asiste a las instalaciones con expectativa de recibir determinado servicio de salud, acorde a sus necesidades, lo que conlleva que considere la calidad del servicio que recibe a través de los que percibe y cómo lo percibe (2). Los servicios son básicamente intangibles, ya que son prestaciones y experiencia más que objetos, no pueden ser experimentados, sentidos y probados, oídos u olfateados antes de ser comprados; segundo, los servicios son heterogéneos, por tanto su prestación varía de un productor a otro, de un usuario a otro, de un día a otro; y tercero, los servicios son inseparables, la calidad del servicio se produce durante la entrega o prestación; cuarto, los servicios son perecederos, ya que deben usarse en el momento en que fueron previstos y no posteriormente(3).
La efectividad del diagnóstico clínico, la determinación adecuada del tratamiento ante una patología, la aplicación medicamentosa apropiada, entre otros, son capaces de proveer calidad de vida por vía directa y también inducirla a futuro. A ello se une la reducción de tiempo en los procesos, tanto de internamiento como de consulta. En la práctica dicha trilogía marcha mancomunada y puede propiciar también en el sector de salud un papel determinante para generar ahorros destinados a inversiones a futuro.
1 Ferriol Maruaga, A., Pérez Izquierdo, V., & Quintana Mendoza, D. (2003). Servicios de educación, salud, agua y saneamiento en Cuba. Cuba investigación económica, 19-68.
2 Zeithalm V. Parasuraman, A & Berry, L. (1993). Calidad Total en la Evaluación de Servicios. Madrid: Ediciones Díaz Santos S.A.
3 Ibídem