Fotos: José Raúl Rodríguez Robleda
Bayamo.— Los alazanes de Granma salieron dispuestos a galopar hasta el esperado título y lo consiguieron este 22 de enero, un día que entrará a la historia de esta provincia como uno de los más felices desde su constitución, ya que su equipo se convirtió en el número 18 que conquista un cetro en Series Nacionales de Béisbol.
A pesar de estar debajo en el match con tres reveses, los tigres de Ciego de Ávila vendieron cara su derrota (3-2), pues arrancaron delante en el cuarto inning con dos carreras, al combinarse par de boletos de Leandro Martínez, hit remolcador de Osvaldo Vázquez, sacrificio en toque de bola de Abdel Civil, base por bola intencional a Yorelvis Charles y fly empujador de Rubén Valdés.
La reacción de los anfitriones no se hizo esperar y descontaron una en ese propio episodio cuando tres pasaportes gratis de Erlis Casanova y uno más del relevista José Ángel García le abrieron el home a Paumier. El empate llegaría en el séptimo por cañonazo de Yoelkis Céspedes con Guillermo Avilés en tercera, tras costoso error del inicialista Griñán y un wild pitch.
La carrera que definiría la serie sobrevino en el octavo, otra vez sin batear indiscutibles. El descontrol se apoderó del líder en juegos salvados de nuestras series y transfirió a Despaigne, Denis Laza y Carlos Benítez. Acto seguido, Guillermo Avilés empujó su carrera 13 del play off con elevado al izquierdo frente al relevista Dachel Duquesne y todo quedó listo para sentencia.
El mérito de Granma no solo estribó en ganar un campeonato en el cual no salieron con la etiqueta de favorito, sino en haberlo hecho de la manera que lo hicieron. Primero, vinieron de abajo ante Matanzas en semifinal y lo liquidaron en su propia casa; luego pasaron una escoba impensada a los tres veces monarcas avileños, que a pesar de la derrota siguen siendo el conjunto más estable de los últimos nueve años con tres oros, dos platas y un bronce.
Terminó así una temporada en la que una nueva estructura tuvo sus adictos y detractores; se quedaron tradicionales equipos fuera de la postemporada, hubo récord de victorias y como colofón se coronó una formación dirigida por el único mentor que suma más de mil sonrisas en nuestros certámenes, aunque únicamente había saboreado un oro en la VII Selectiva (1981) con Orientales y el bronce de 1989 con este propio Granma.
Un aparte con Carlos Martí
Emocionado y dispuesto siempre a conversar, el profesor Carlos Martí respondió algunas preguntas en medio de un júbilo total.
“Esto es lo más grande que me ha pasado como mánager y no por el triunfo que siempre enorgullece, sino por lo que significa para la provincia, que tantos años llevaba esperando un resultado en el béisbol. He dirigido a muchos equipos, quizás con mejores nombres y peloteros, pero estos muchachos y los refuerzos han sido una familia y como tal han jugado. Por ello soy campeón.
“Decir nombres puede ser injusto. Hubo quienes jugaron un papel en la clasificatoria y otros en los play off. Sí quiero resaltar el liderazgo de Despaigne, pues no todos los jugadores con contratos profesionales como él se entregan así, corriendo, deslizándose y bateando como lo hizo. Fue un ejemplo de motivación para todos.
“Sobre la próxima Serie del Caribe comenzamos a pensar esta semana. Reforzaremos e iremos a pelear también el título. Sobre el Clásico Mundial te reitero que no lo decido yo. Soy un hombre de pelota y de Cuba. A ellas me debo”, dijo Martí, quien es, sin duda, un caballero admirable, cual Quijote del béisbol, al que el presente glorioso hizo justicia este 22 de enero.