Con alusiones al empoderamiento de los ciudadanos para “juntos” reconstruir un país que vuelva a ser “fuerte, rico, orgulloso, seguro y grandioso”, como anunció desde su presentación a la candidatura, el magnate apelaba al nacionalismo como recurso para unir a todos los norteamericanos, en especial a los que él denomina “olvidados”.
Este 20 de enero de 2017 “será recordado como el día en que el pueblo se transformó en el gobierno de este país nuevamente”, dijo. A juzgar por sus palabras, a partir de ahora comenzarían a ser escuchadas las demandas insatisfechas por mandatarios anteriores: “Esa carnicería estadounidense se detiene hoy”, aseveró.
Mientras, miles de manifestantes se reunían en la propia ciudad de Washington para demostrar su inconformidad con la toma de posesión de Trump, quien de acuerdo con varias encuestas, asume como uno de los presidentes más impopulares en la historia de esa nación.
Aun cuando una de las mayores críticas al empresario neoyorkino se situaban en la postura racista demostrada durante su campaña, las palabras de este viernes se enfocaron en subsanar las divisiones, pues ahora sostiene que todos los nacidos bajo “el mismo cielo” tienen la sangre de los patriotas.
“Ha llegado el fin de la habladuría. Ha llegado el momento de la acción”, dijo, al tiempo que prometió formar nuevas alianzas y unir al mundo “civilizado” en la lucha contra el terrorismo islámico.
En la ceremonia que, como reconoció, tiene un significado especial, aseguró a su pueblo que “nunca les voy a decepcionar” y anunció el real comienzo de un nuevo milenio.
En tanto, una masiva protesta está citada para este sábado en la capital. La convocatoria de la llamada Marcha de las Mujeres alcanzó una rápida respuesta en Facebook y hasta el momento se han registrado más de 200 mil personas.
