José Raúl Capablanca participó en los torneos más importantes de su época, realizó simultáneas, escribió Fundamentos del Ajedrez, representó a Cuba diplomáticamente y, además, tuvo tiempo para impartir clases.
Como profesor del juego ciencia solo enseñó directamente a una alumna y la historia recoge su nombre para la posteridad, pues era evidente que con un genio así de espaldas a la pizarra, los resultados deportivos de esa estudiante no tardarían en llegar.
María Teresa Mora Iturralde (15 de octubre de 1902) logró éxitos relevantes desde joven y ya en 1917 su nombre aparecía en un periódico foráneo. El American Chess Bulletin titulaba En La Habana hay otro prodigio, para referirse al triunfo de la capitalina sobre el campeón de Washington 3-1 con tres tablas.
No solo el mundo de los trebejos atrapó la atención de la cubana. Otra de las manifestaciones asociadas a genios tocó su puerta: la música. La mandolina y el violín fueron sus pasiones, y con este último deleitó al público en un concierto en 1921.
Un año más tarde realizó una de las proezas más trascendentales de su carrera, al ganar la Copa Dewar del Club de Ajedrez de La Habana (campeonato nacional absoluto entre hombres y mujeres), hazaña consumada por pocas en la historia y que más tarde conseguiría, a nivel internacional, la húngara Judit Polgár. El título de As de Cuba lo revalidó en 1938, 1940, 1955, torneos en los cuales sí compitió solo con féminas.
Llegaría entonces 1939, año memorable de nuestro juego ciencia con la medalla dorada de Capablanca en el primer tablero en la Olimpiada. A la par se celebró el Campeonato Mundial Femenino, adonde llegó Mora para inaugurar la representación de la nación insular en estos eventos.
Su séptimo puesto en Buenos Aires, con 11 puntos, dejó el listón bien alto para nuestras trebejistas posteriores. En la capital argentina alcanzó 10 triunfos, dos armisticios y siete reveses.
Por la consagración al ajedrez recibió el título de Maestra Internacional, primer pergamino para una dama entregado en Iberoamérica.
Su retiro del deporte activo ocurrió en 1960, aunque los últimos cotejos que jugó sucedieron en 1964, en el Primer Match Internacional entre mujeres, celebrado a través de la radiotelefonía, contra la colombiana Anita de Sánchez.
El 3 de octubre de 1980 falleció la alumna de Capablanca, la que entabló con la campeona mundial Elizabeta Bikova en Moscú en 1950. Mora inauguró la exitosa historia del ajedrez femenino cubano.