Un serio problema afrontan los apicultores de Guáimaro, municipio perteneciente a la provincia de Camagüey. La poda indiscriminada o la destrucción de arbustos como el piñón y la campanilla —que son sitio habitual para las libaciones de las abejas—, así como fumigaciones no avisadas por agricultores independientes, están afectando seriamente las colmenas.
Ello implica la limitación considerable de los potenciales de producción de miel, cuya utilidad alimentaria y farmacéutica es de sobra conocida, explican en breve misiva los apicultores Derbey Leyva y René Lantigua.
Precisan en su carta a esta sección, que las fumigaciones, reiteradas e inesperadas, han producido incluso la muerte de miles de abejas, lo cual han denunciado a las autoridades pertinentes. Sin embargo, enfatizan, continúan esos desmanes.
Exceptúan de la crítica a la delegación del Ministerio de la Agricultura en Guáimaro, que trabaja junto a los apicultores para concientizar a la comunidad en el valor de la apicultura, alrededor de la cual se han detectado, en varios lugares, las irregularidades descritas.
Debe ser un interés de todos detener tales desatinos, que dañan la producción y la ecología, subrayan Leyva y Lantigua.