Con el testimonio de Isabel González Villardi, damos continuidad a la publicación de anécdotas de visitas o encuentros con Fidel, que tan gentilmente nos hicieron llegar trabajadores de todo el país.
Nos escribió el 22 de diciembre último, coincidentemente, cuando se cumplieron 55 años del intercambio del líder histórico de la Revolución con un grupo de jóvenes brigadistas bayamesas, que viajaron a La Habana para participar en el acto nacional donde Cuba fue declarada Territorio Libre de Analfabetismo en América.
“Estábamos frente al hotel Habana Libre, a punto de cruzar la calle y, en ese momento, un yip se detuvo frente a nosotras. ¡Cuál no sería la sorpresa al verlo! Nos dio la mano, preguntó de dónde éramos, y dijo: ‘¡Muchachitas, tengan mucho cuidado con el tránsito, aquí no es como en Bayamo!’”, narra Isabel, quien asegura que todas exclamaron que ese día no se lavarían las manos.
“Solo contaba 13 años, y en muchas ocasiones he reflexionado sobre la confianza que tenían nuestros padres en la Revolución que acababa de triunfar, y en Fidel. Recuerdo que en el acto le preguntábamos qué otra cosa debíamos hacer y él respondió: ‘estudiar, estudiar y estudiar’. Y nuestros padres de nuevo confiaron, y nos dejaron ir para La Habana a estudiar”, afirma.
Tuvo la dicha de volverlo a ver en el reparto Siboney de la capital y pudo comentarle sobre la carrera que cursaba.
“En mi casa desde el mismo 1º de enero de 1959, mi abuela colocó una foto de Fidel en el comedor y de ahí solo se ha quitado para sacudirle el polvo. Como el, no hay otro. Es y seguirá siendo un hombre excepcional”.
Por eso bien difícil debe haber sido el 2 de enero para Isabel, pues en su reseña cuenta que siempre participa en el acto donde se rememora la entrada de la Caravana de la Libertad a Bayamo.
Junto al movimiento sindical
Roberto Cuesta Piz, funcionario del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Administración Pública, tiene en mente varias de las reuniones en las que participó como dirigente sindical y estuvo el Comandante en Jefe. Una de ellas, en el Palacio de Convenciones en el año 1992, para analizar la marcha de los planes agrícolas en la antigua provincia de La Habana.
Tampoco olvida los encuentros con las delegaciones extranjeras cada Primero de Mayo desde 1980 hasta el 2003; la clausura del X Congreso de la Federación Sindical Mundial en el año 1982; el evento sindical en la década de los 90 cuando se analizó con los líderes obreros de América Latina y el Caribe el no pago de la deuda externa; así como en múltiples Congresos de la Central de Trabajadores de Cuba.
Coincidió también con Fidel en visitas de este a colectivos obreros en la agricultura, con un denominador común: interesarse por las condiciones de vida y trabajo, la productividad, algo que siempre le preocupó y ocupó.
Atención a los periodistas
De la comprensión y vínculo, que tuvo el líder de la Revolución, Fidel Castro, con la prensa también nos contó el destacado caricaturista Cecilio Avilés, quien fue jefe del Departamento de Propaganda y miembro del Secretariado Nacional de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec).
Por la década de los años 80, en un pleno de la organización celebrado en el Palacio de Convenciones de La Habana, le planteó al Comandante en Jefe una preocupación colectiva: los afiliados no podían acceder a equipos muy necesarios para el ejercicio de la profesión, por los altos precios en el nombrado mercado paralelo.
“De inmediato mandó a llamar al ministro de Comercio Interior, que casualmente se encontraba en otra sala del recinto y con quien corroboró que lo descrito estaba ocurriendo. Su respuesta fue concisa: ‘Eso se va a resolver’”.
Al día siguiente, Avilés recibió una comunicación en su oficina dictaminando que aquellos recursos llegarían a la Upec para su distribución”.
“Lo agradecimos mucho, porque pudimos adquirir a precios módicos materiales y equipos vitales para trabajar. Hechos como este demuestran la receptividad y profunda sensibilidad de Fidel, la rapidez con que respondía ante los problemas, la importancia que le concedía a la prensa en nuestra sociedad, así como el respeto y la confianza en los periodistas”.