Ernesto Lecuona es «uno de los más jóvenes y brillantes artesanos del folklore musical cubano. Sus danzas, rebosantes de cadencias tropicales, traducen el espíritu mismo de todo un sector de música popular que llega en la actualidad, en nuestro país, a un estado de evidente plenitud».
Con tan elogiosas palabras, el narrador y periodista Alejo Carpentier presentaba, hace casi nueve décadas, el 21 de junio de 1928, al compositor y pianista Ernesto Lecuona, quien por entonces, y gracias a la iniciativa de Joaquín Nin, ofrecía un concierto en la Sala Gaveau, en la capital francesa.
Ese revelador texto se ha mantenido inédito hasta ahora, en que el musicólogo Jesús Gómez Cairo lo ha incluido en la tercera edición revisada y ampliada del libro que, con selección y prólogo de su autoría, ha titulado El arte musical de Ernesto Lecuona (Ediciones Museo de la Música, 2015, 392 pp).
Publicado por vez primera en 1995, en este volumen se presentan casi una decena de estudios que, según su antologador, muestran «análisis y valoraciones especializadas y a la vez multidisciplinares de la extensa y polifacética obra musical de Lecuona y su impacto en los contextos de la cultura cubana y universal».
El lector encontrará en estas páginas, entre otros estudios, el dedicado al lied en Ernesto Lecuona, por el musicólogo Hilario González; un acercamiento al teatro musical creado por el maestro, a cargo del investigador José Ruiz Elcoro, y la danza en la producción del prestigioso compositor, con la firma del especialista Pedro Simón.
Otra de las novedades de esta tercera entrega de El arte musical de Ernesto Lecuona es el catálogo discográfico del creador, que ha sido preparado y comentado por el investigador José Reyes Fortún, documentado y valioso material especialmente confeccionado para esta obra.
Con el presente catálogo comentado –escribe Reyes Fortún—, se muestra que la discografía total de Lecuona –activa y pasiva— es tan vasta y en constante renovación y reproducción como la que ningún otro compositor cubano haya alcanzado, lo que hace casi imposible confeccionar su relación de una vez, abarcando toda su dimensión «universal». Ello se explica porque periódicamente esta se amplía y diversifica incontablemente, ya que mucho del talento artístico de diversas generaciones y franjas geográficas, apelando a múltiples y combinados estilos interpretativos incluyen las piezas del Maestro en sus proyectos de grabaciones. A lo que se añaden las crecientes integrales que se producen con sus piezas para piano en diversos géneros, formas, estilos y versiones por diferentes intérpretes y disqueras en el mundo.
Completan esta entrega de El arte musical de Ernesto Lecuona, la reproducción facsimilar de algunas cartas enviadas por el creador y más de una decena de fotografías, que rememoran pasajes de la vida del artista por varias ciudades del mundo como La Habana, Madrid y Nueva York.
Considerado el más relevante y prolífico compositor cubano del siglo XX, y uno de los más virtuosos pianistas de la isla, Ernesto Lecuona (Guanabacoa, La Habana, 1895-Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, 1963) dejó para su tiempo, y para el tiempo por venir, una monumental obra musical, en que aparecen piezas antológicas como Siboney, Damisela encantadora y Malagueña.
Resulta evidente que, en los últimos años, en Cuba, la vida y la obra de Ernesto Lecuona han sido tema de estudio e investigación y que varios sellos editoriales se han ocupado de publicar libros relacionados, de una u otra manera, con el rico y fecundo legado del insigne maestro.
Con la publicación de El arte musical de Ernesto Lecuona, se enriquece, indudablemente, ese catálogo. Así, con tan justo y noble empeño, también se contribuye a salvar, para las actuales y futuras generaciones, un capítulo imprescindible de la cultura cubana del siglo XX: ese que protagonizó el compositor y pianista Ernesto Lecuona.