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Industria con valores

Foto: Joaquín Hernández Mena
Foto: Joaquín Hernández Mena

 

Por Hugo Pons*

Fomentar y ampliar los destinos turísticos del país responde no solo a la necesidad de incrementar la capacidad de financiamiento proveniente de fuentes externas; también contribuye a elevar la satisfacción espiritual y material de aquella parte de la sociedad cubana que accede a esos destinos.

La cadena de valores en que se engarza la actividad productiva y de servicios gana en efectividad cuando los productos ayudan a garantizar el suministro y abastecimiento para sustituir importaciones y hacer sostenible el desarrollo.

Esa cadena debe apuntalar que el alojamiento hotelero, el turismo de naturaleza, las marinas y náuticas, así como la recreación, el desarrollo inmobiliario, el campismo popular y las entidades de apoyo a la actividad consoliden su aporte y logren todas, cada vez en mayor medida, contribuir al bienestar social.

Más aún, cuando esas se insertan en un sector de actividad que ha demostrado su capacidad de jalón para una parte importante de la economía cubana, con fuerza y vigor sostenibles. No solo en la generación de empleos e ingresos con economía de escala, sino por su fuerte impacto en la preservación de valores culturales y éticos que vienen de la identidad nacional y que debe apoyar, por tanto, a su traslado de generación en generación.

Así, la sostenibilidad no se circunscribe a ingresos monetarios, igualmente lo hace a la intangibilidad del conocimiento, que es más perdurable y extenso.

Desde esta óptica, nos acerca a un aspecto importante, urgente y necesario: la calidad. Sin ella, no son perdurables, ni alcanzables, ni sostenibles y sustentables los objetivos y ventajas de las capacidades creadas. Es imprescindible asegurar, para alcanzar el éxito, que las 10 dimensiones clave de la calidad se hagan realidad. Seguridad: cero riesgos, cero peligros y cero dudas en el servicio. Credibilidad: ambiente de confianza, veracidad y modestia. Comunicación: buena información con lenguaje oral y corporal correcto. Comprensión: conocer qué se desea, cuándo lo desea y cómo lo desea. Accesibilidad: excelente servicio requiere disponer de varias vías de contacto con el receptor. Cortesía: distensión, simpatía, respeto y amabilidad. Capacidad de respuesta: ayudar a los clientes y proveerlos de un servicio rápido y oportuno. Fiabilidad: capacidad de ejecutar el servicio de forma fiable. Elementos tangibles: buenas condiciones de las instalaciones físicas y el equipamiento. Capacidad de respuesta: ayudar proveyendo un servicio rápido y oportuno.

Es ahí donde el factor humano se desdobla en su condición de servir y ser servido.

*Doctor en Ciencias Económicas

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