Desde esta página llamamos en innumerables ocasiones a respetar los elementales requerimientos para tramitar la correspondencia que recibimos de los lectores. Nunca deben faltar el nombre y los apellidos, dirección particular y centro de trabajo, pormenor, este último, cuando el tema sea laboral.
Desafortunadamente, quizás más de lo habitual, durante este año tuvimos que archivar decenas de cartas en las que sus autores omiten las referencias imprescindibles para la base de datos y el proceso de investigación, consulta y respuesta al reclamante que deben realizar los organismos e instituciones hacia donde dirigimos esas misivas y que son los encargados de contestar.
No obstante, algunas veces y debido a lo acucioso del problema, contactamos con el afectado por correo electrónico, la misma vía por la que recepcionamos el mensaje. Pero son los menos, el resto yace en una carpeta a la espera de que sus autores reaccionen y se den cuenta de la inaceptable omisión.
Otra alerta para quienes escriben a nombre de colectivos y centros de trabajo. Esas cartas también son archivadas porque clasifican como anónimos. Las inquietudes y quejas, aunque correspondan a grupos de personas, siempre tienen que ser firmadas al menos por una; y aquellos que teman represalias, existen otras vías en organismos de la administración pública para recepcionar sus reclamaciones.