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La primera vez que Carlos Acosta conversó con Fidel Castro fue en el 2003, durante el estreno de su pieza Tocororo, fábula cubana en el Gran Teatro de La Habana.
“Fue algo inesperado, una sorpresa. Mi padre era muy fidelista y quería conocerlo. Se lo presenté y ellos hablaron extensamente. Esa fue la primera vez que nos encontramos.
“Después, en otra ocasión, yo vine a bailar en el Festival de Ballet. Hacía Don Quijote. Después del primer acto, noté que el segundo no acaba de comenzar. Pregunté y me dijeron: parece que el Comandante está. Y allí estaba.
“Cuando acabó la función nos trasladamos al Consejo de Estado, en la Plaza de la Revolución. En el grupo estaba Ramona de Saá y Viengsay Valdés. Hablamos mucho. Nos mostró fotografías. A mi padre le envió, dedicada, una caja de chocolates.
“Había una botella de Havana Club Reserva y él dudó: No sé si será apropiado, porque ustedes son bailarines. Y yo le contesté: ¿por qué no? Han pasado los años y todavía guardo esa botella, como una reliquia.
“Era una persona que siempre quería saber más, que quería seguir aprendiendo. A mí particularmente me hizo muchas pre preguntas sobre el ballet, sobre el oficio del bailarín, sobre las condiciones de trabajo… A mí eso me impresionó.
“Fidel siempre supo que el arte era imprescindible. “Cuando en un país cualquiera hay una crisis económica, los primeros recursos que se afectan son los de las artes. Es como si no estuviera entre las prioridades. Yo creo que es todo lo contrario, en tiempos de crisis hace mucha falta la cultura. El arte nos da esperanza. Así ha sido en Cuba, para orgullo nuestro.
“Fidel fue uno de los mayores benefactores de las artes en el mundo. Le ofreció a todo un país la posibilidad de disfrutar de todas las manifestaciones artísticas, de que cualquiera con las condiciones pudiera formarse como bailarín, como pintor, como músico… sin tener que pagar un centavo.
“Ese privilegio de la enseñanza artística es un legado de Fidel que Cuba tiene que defender.
“Uno no escoge el lugar y el contexto en el que nace. Y si uno nace en un lugar intrincado, con pocos recursos, pero tiene el talento para la música, por ejemplo, ¿qué oportunidades tendría para abrirse camino?
“Ese tendría que ser un derecho de todos. Y en este país, afortunadamente, es un derecho garantizado”.
Acosta Danza, la compañía que dirige Carlos Acosta, se unirá a los homenajes al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz para agradecer su constante apoyo a las artes —dice una nota de prensa divulgada por la agrupación.
El Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso acogerá el miércoles 7 de diciembre la función que honrará al líder cubano. El programa estará compuesto por las coreografías Hokiri, creación del francés Mickael Marso Riviere; Babbel 2.0, de la catalana María Rovira; y el dúo Derrumbe, del coreógrafo cubano Miguel Altunaga.
Un momento significativo de la noche será la presentación de Tocororo Suite, versión del conocido espectáculo Tocororo, fábula cubana, creado por Carlos Acosta y estrenado en el 2003, ocasión que contó con la presencia de Fidel Castro quien, al finalizar la función, se reunió con Acosta y el resto del elenco en unos minutos inolvidables para los artistas.
Acosta Danza estará hasta el domingo 11 de diciembre. Las entradas están a la venta en la taquilla del teatro.
